Liturgia

Comentario del evangelio del domingo 02.09.2018 o 22º TO

Queridos amigos:

Cuando uno lee el evangelio de este domingo (Mc 7, 1-8.14-15.21-23), entiende rápido por qué Jesús dijo que había venido a llevar la ley a la perfección (Mt 5, 17). Vino ante todo a dar satisfacción y gloria a su Padre, cumpliendo toda justicia. Y vino a redimirnos y salvarnos. Pero vino también a darnos ejemplo de vida y a llevar la ley (la Thorah) a la perfección, eliminando las interpretaciones que hacían de la misma, las que pronto se convertían en tradiciones, hasta con más peso que la misma Ley. El retrato costumbrista, que nos presenta el evangelio, es demasiado penoso, para tomarlo a risa.

Marcos nos habla de tres situaciones, que podríamos llamar: la impureza verdadera (7, 1-8.20-22), las tradiciones humanas versus la Ley de Dios (7, 9-12) y la vida interior (7,14-23). Lo que Jesús nos dice y cómo lo dice llevó a cambiar las malas costumbres y tradiciones. La impureza verdadera no viene de afuera, dice Jesús, sino del corazón. Tomar alimentos sin lavarse las manos será falta de higiene y hasta de educación, pero no puede marcar a una persona hasta hacerla impura y, por lo tanto, alejarla de Dios y de los hombre. Lo que hace impuro al hombre son los malos pensamientos, los malos deseos y las malas acciones, que se cocinan en el corazón (Mc 7, 21-22).

La superficialidad de la vida religiosa, tan unida a lo anterior, era otra cosa que molestaba a Jesús. Culto a Dios eran las purificaciones (de manos, vasijas, bandejas), los sacrificios de animales, el pago de diezmos, los rezos ostentosos, etc. Puras apariencias, que Jesús recrimina citando al profeta (Is 29,13): este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Entendámonos: Jesús no prohíbe que adoremos a Dios ofreciendo sacrificios, pagando diezmos, etc. Lo que quiere es que esto sea algo secundario y expresión de una vida interior llena de amor a Dios y al prójimo. Es por ello que nos contó la parábola del fariseo y del publicano (Lc 18, 9-14). La religión verdadera y perfecta está en ayudar a los huérfanos y las viudas en sus necesidades y no contaminarse con la corrupción de este mundo (Stgo 1, 27).

Pero lo que más rebelaba a Jesús eran las llamadas tradiciones o disposiciones y normas, que ellos mismos se daban y que en ocasiones anulaban el mismo mandamiento de Dios. Al respecto Jesús denuncia el llamado korban, que quiere decir consagrado a Dios. Bastaba que un mal hijo dijera ¡korban!, para que quedara exonerado de ayudar a sus padres, no obstante lo mandado por el 4º mandamiento de la Ley de Dios. Ustedes hacen además otras muchas cosas parecidas a estas, por ejemplo, el Certificado de Divorcio que ustedes le sonsacaron a Moisés (Mt 19,8).

LECTURAS

DOMINGO XXII

DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

No añadan ni quiten nada a lo que yo les mande…,

así cumplirán los preceptos del Señor

Lectura del libro del Deuteronomio        4, 1 -2. 6- 8

      Moisés habló al pueblo diciendo:

– Ahora, Israel, escucha las leyes y decretos que yo les mando cumplir. Así vivirán y entrarán a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de sus padres, les va a dar.

No añadan ni quiten nada a lo  que yo les mande; así cumplirán los mandamientos del Señor, su Dios, que yo les mando hoy. Cúmplanlos y practíquenlos, porque de esta manera los pueblos reconocerán que en ustedes hay sabiduría y entendimiento; ellos, al conocer todas estas leyes dirán: “Cierto que esa gran nación es un pueblo sabio e inteligente”.

Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca de ella como lo está el Señor, Dios nuestro, siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean justos como toda esta Ley que, en presencia de ustedes promulga hoy?

Palabra de Dios.

Salmo responsorial        Sal 14, 2- 3a. 3bc- 4ab. 5    R.: 1a)

  1. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu casa?

      El que procede honradamente

y práctica la justicia,

el que tiene intenciones leales

y no calumnia con su lengua.               R.

      El que no hace mal a su prójimo

ni difama al vecino,

el que considera despreciable al impío

y honra a los que temen al Señor. R.

      El que no presta dinero a usura

ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.               R.

SEGUNDA LECTURA

Lleven a la práctica la palabra

Lectura de la carta del apóstol Santiago 1,17-18.  21b- 22.27

      Mis queridos hermanos:

Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros luminosos, en quien no hay fases ni períodos de sombra.

Por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró para que seamos como las primicias de su creación.

Aceptemos dócilmente la palabra que ha sido sembrada en ustedes y ha sido capaz de salvarlos. Llévenla a la práctica y no se limiten a escucharla, engañándose ustedes mismos.

La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es esta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con la maldad de este mundo.

Palabra de Dios.

Aleluya   St. 1, 18

El Padre, por propia iniciativa,

con la palabra de la verdad, nos engendró,

para que seamos como las primicias de su creación.

EVANGELIO

Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios

para aferrarse a la tradición de los hombres

Lectura del santo Evangelio según San Marcos

7, 1-8.  14-15.  21-23

      En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir sin lavarse las manos.

Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos meticulosamente, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones de lavar vasos, jarras y ollas.

Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús:

– ¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?.

Él les contestó:

– Bien profetizó Isaías de ustedes, hipócritas, como está escrito:

              “Este pueblo me honra con los labios,

              pero su corazón está lejos de mí.

El culto que me dan está vacío,

porque la doctrina que enseñan

son preceptos humanos”.

Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a la tradición de los hombres,

Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo:

– Escuchen todos y entiendan: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos al Señor, nuestro Dios. Él está cerca de los que le invocan.

– Por la Iglesia; para que sepa guardar y actualizar lo que ha recibido del Señor y prescindir de todo lo que impide o dificulta su misión en el mundo, roguemos al Señor.

– Por los que sufren escándalo por la renovación y reforma de la Iglesia; para que puedan comprender y aceptar, roguemos al Señor.

– Por la juventud de nuestro tiempo, insatisfecha, inquieta; para que sus intuiciones, protestas, ideales, esfuerzos, razonamientos, sean tomados en serio, en diálogo respetuoso con los mayores, roguemos al Señor.

– Por nosotros aquí reunidos; para que nuestro culto a Dios sea en espíritu y en verdad, roguemos al Señor.

Escucha, Señor, la oración de tu pueblo, que te honra con los labios y desea honrarte con sincero corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Comentario meditación del evangelio del 26.08 o 21º TO

Les daré mi carne en comida, dijo Jesús a la gente y a sus discípulos (Jn 6, 51.55). Pero ¿quiso Jesús decir en verdad lo que dijo o hay que entenderlo de otro modo? La respuesta nos la da el evangelio de hoy (Jn 6, 60-69) y es categóricamente afirmativa. Jesús quiso decir lo que dijo y lo sostuvo, a pesar de que a muchos de sus discípulos no les gustó y empezaron a irse… Es muy duro, es demasiado lo que pides, le dijeron mientras se iban, dejándolo casi solo. Pero Jesús no se retractó. No les dijo: no se vayan, no es lo que ustedes piensan. Porque sí era realmente lo que ellos pensaban: que el pan de vida eterna que les había prometido era su propia carne…

Era realmente lo que Jesús había dicho y lo que ellos le habían entendido: comer su carne . Pero no era en la forma en la que ellos se lo imaginaban… Para Pedro y los apóstoles, que pese a todo, le permanecieron fieles, debió ser una muy grata sorpresa cuando, en la Última Cena, Jesús tomó pan y después de bendecirlo se lo dio diciendo: tomen y coman: esto es mi cuerpo (Mc 14, 22). Pedro debió haberse sonreído mientras pensaba en su interior: entonces así era de fácil aquello (lo de comer su carne). Y nosotros que pensábamos que tendríamos que comerlo a mordiscos. Habrá recordado también las palabras que le dijo a Jesús: Señor, no sabemos cómo será eso de comer tu carne, pero estamos seguros de que la cosa resultará, pues siempre resultó bien cuanto te propusiste, aunque pareciera imposible (Jn 6, 68-69). Y comieron su carne, pero como si fuera un poco de pan.

Aún hoy hay muchos, empezando por los evangélicos, que no creen que el pequeño pan de la eucaristía sea el cuerpo de Cristo, el pan de vida que se nos da en comida. La cosa está tan clara, que uno se asombra de que no crean. Les invito a leer sin prejuicios lo que dicen los sinópticos (Mt 26,26; Mc 14,22; Lc 22,19), Juan (Jn 6,51) y Pablo (1 Cor 11, 24). Es Pablo quien nos dice que “el que come el pan o bebe la copa del Señor indignamente, peca contra el cuerpo y la sangre del Señor…; “come y bebe su propia condenación por no reconocer el cuerpo del Señor” (1 Cor 11, 27.29). ¿¡Qué más se puede decir para hacer creer que Jesús se nos da en la eucaristía!?

Es una verdadera pena no querer creer en la presencia real de Jesús en la eucaristía. Quienes no tienen esta fe no acogen la gracia del Padre Dios que los lleva a Jesús (Jn 6, 43-45) ni aceptan la acción del Espíritu que les lleva a creer en las cosas verdaderamente espirituales (Jn 6, 63), como es el misterio de la eucaristía. Es lo que quiere decir Jesús cuando afirma que sus palabras son espíritu y vida  (Jn 6, 63). Son vida, porque quienes las acogen tienen la vida de Jesús; y son espíritu, porque es el Espíritu del Señor quien nos lleva a dar testimonio de Jesús (Jn 15, 26-27).

LECTURAS

DOMINGO XXI

DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!

Lectura del libro de Josué      24, 1- 2a.  15- 17.  18b

      En aquellos días, Josué reunió a las tribus de Israel en Siquem. Convocó a los ancianos de Israel, a los jefes, jueces y oficiales, y se presentaron ante el Señor. Josué habló al pueblo:

-Si no les agrada servir al Señor, digan aquí y ahora a quien quieren servir: a los dioses que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Éufrates o a los dioses de los amorreos, en cuyo país ustedes habitaban; mi familia y yo serviremos al Señor.

El pueblo respondió:

¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; el nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y en todos los pueblos por donde cruzamos. También nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!

Palabra de Dios.

Salmo responsorial  Sal  33,  2-3.  16-17.  18-19.  20-21.  22-23  (R.: 9a)

  1. Gusten y vean qué bueno es el Señor.

      Bendigo al Señor en todo momento,

su alabanza está siempre en mi boca;

mi alma se gloría en el Señor:

que los humildes lo escuchen y se alegren.    R.

      Los ojos del Señor miran a los justos,

sus oídos escuchan sus gritos;

pero el Señor se enfrenta con los malhechores,

para borrar de la tierra su memoria.     R.

      Cuando uno grita, el Señor lo escucha

y lo libra de sus angustias;

el Señor está cerca de sus atribulados,

salva a los abatidos     R.

      Aunque el justo sufra muchos males,

de todos los libra el Señor;

él cuida de todos sus huesos,

y ni uno solo se quebrará.    R.

      La maldad da la muerte al malvado,

Y los que odian al justo serán castigados.

El Señor redime a sus siervos,

no será castigado quien se acoge a él.  R.

SEGUNDA LECTURA

Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Efesios     5, 21-32

      Hermanos:

Ténganse mutuamente respeto en honor a Cristo.

Que las mujeres respeten a sus maridos como si se tratara del Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia porque es su cuerpo. Por tanto así como la Iglesia es dócil a Cristo, así también las mujeres sean dóciles a sus maridos en todo.

Esposo, amen a sus esposas como cristo amó a su Iglesia.

Él se entregó así mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para presentársela ante sí como una Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino sana e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son.

Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo.

Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.

Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.

Palabra de Dios

Aleluya   cf.  Jn  6, 63c.  68c

Tus palabras, Señor, son espíritu y vida;

tú tienes palabra de vida eterna.

      EVANGELIO

¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna

Lectura del santo Evangelio según San Juan  6, 60 -69

      En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:

– Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?

Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:

¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne de nada sirve. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida. Y, a pesar de esto, algunos de ustedes no creen.

Pues Jesús sabía desde el principio quienes no creían y quien lo iba a entregar.

Y dijo:

Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.

Desde entonces, muchos discípulos suyos se retiraron y ya no andaban con él.

Entonces Jesús dijo a los Doce:

– ¿También ustedes quieren irse?

Simón Pedro le contestó:

– Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos al Señor, nuestro Dios. Él está cerca de los atribulados.

– Por la Iglesia que quiere ser fiel a su Señor en las vicisitudes de la historia, roguemos al Señor.

– Por los que vacilan en su fe, por los que no pueden creer, roguemos al Señor.

– Por los esposos divorciados, desunidos, que conviven sin amor, roguemos al Señor.

– Por nosotros, aquí reunidos, que, como Pedro, queremos ser fieles a Jesucristo, roguemos al Señor.

Escucha, Señor, nuestras súplicas; que podamos gustar y ver tu bondad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Comentario del evangelio del 19.08 o 20ª TO

Queridos amigos:

En el evangelio de hoy (Jn 6, 51-58), hay tres cosas que llaman poderosamente la atención: 1. La insistencia apasionada con la que Jesús repite y repite que su cuerpo es verdadera comida y su sangre verdadera bebida. Y que tendremos que comer su carne y beber su sangre. “Carne y sangre” es el modo semítico ordinario de referirse a la persona. Y Jesús repite esta frase hasta seis veces.  2. La no aclaración a los judíos  -ni a los apóstoles-, de cómo habría de ser eso. Ellos discutían entre sí y bastantes ya se estaban retirando -incluidos algunos discípulos-, porque la cosa les parecía imposible. Les pudo haber dicho: ¡tranquilos, no es como ustedes se lo imaginan!, pero prefirió callar y poner a prueba su fe en Él. 3. Los maravillosos efectos que la comunión del cuerpo y sangre de Jesús produce en quienes comulgan.

Antes de ver algunos de esos efectos, digamos algo sobre este trozo del evangelio (Jn 6, 51-58), que contiene la parte medular del llamado discurso eucarístico de Jesús (c. 6). Hasta ahora Juan nos ha hablado de Jesucristo, el Pan de Vida, que Dios nos da. Ahora es el mismo Jesús quien nos dice que su cuerpo es el pan que Él va a entregar para la vida del mundo (Jn 6, 51 b). Para la vida del mundo, porque Jesús ve siempre su vida y su eucaristía en relación con la salvación del mundo, unidas a su pasión, muerte y resurrección, tal como lo captaron los Sinópticos y Pablo (1 Cor 11,24).

Todo esto es muy importante, porque nos lleva a tocar el fondo de lo que para Jesús fue la Eucaristía, a saber, el memorial de su pasión, muerte y resurrección. Y de lo que debiera ser para nosotros: participar activamente en este memorial. Hagan esto unidos a mí, nos dice Jesús,  y ofrézcanse conmigo al Padre Dios para la salvación del mundo. Esta debe ser nuestra principal actitud al celebrar o recibir la eucaristía: más que el coloquio íntimo con Jesús o la fuerza que nos da para seguirle o el mismo transformarnos en Él al ser asimilados por su gracia. Todas estas cosas y muchas más se nos darán por añadidura si nos acercamos a la eucaristía como Memorial de la muerte y resurrección de Jesús.

Señalemos otros tres efectos de la eucaristía: 1. quien la come vivirá por El. Permanece en mí y yo en él, dice Jesús, con esa unión de vida que Él mismo comparará a la unión de la vid con los sarmientos (Jn 15, 4). 2. Y vivirá para siempre, añade, pues Él lo resucitará en el último día (Jn 6, 54). Quien comulga lleva en sí la vida eterna, que es Jesucristo. 3. Por la eucaristía participamos en la vida de Cristo, vida que el Hijo comparte con el Padre. Por eso quien come a Cristo vivirá del Padre Dios. Es otro de sus grandes efectos: la participación en la vida de Dios Trinidad.

LECTURAS

DOMINGO XX

DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

 Coman de mi pan y beban el vino que he mezclado

Lectura del libro de los Proverbios 9, 1- 6

      La sabiduría ha construido su casa, ha tallado sus columnas, ha preparado el banquete, ha mezclado el vino y              puesto la mesa; ha mandado a sus criadas para que lo anuncien en los puntos que dominan la ciudad: Los                      inexpertos, que vengan a aquí, quiero hablar a los faltos de juicio: “vengan a comer  de  mi pan y a beber el vino            que he mezclado; dejen la inexperiencia y vivirán”.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial        Sal 33, 2-3.  10-11. 12-13. 14-15 (R.: 9a)

  1. Gusten y vean que bueno es el Señor.

       Bendigo al Señor en todo momento,

su alabanza está siempre en mi boca;

mi alma se gloría en el Señor:

que los humildes lo escuchen y se alegren.  R.

       Todos sus santos, teman al Señor,

porque nada les falta a los que le temen;

los ricos empobrecen y pasan hambre,

los que buscan al Señor no carecen de nada. R.

       Vengan, hijos, escúchenme:

los instruiré en el temor del Señor;

¿hay alguien que ame la vida

y desee días de prosperidad?  R.

       Guarda tu lengua del mal,

tus labios de la falsedad;

apártate del mal, obra el bien,

busca la paz y corre tras ella. R.

SEGUNDA LECTURA

Dense cuenta de lo que el Señor quiere

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Efesios  5,  15-20

       Hermanos:

Observen atentamente cómo están procediendo ustedes; no sean necios, sino sabios, aprovechando el tiempo presente, porque los días son malos.

Por eso, no sean irreflexivos; antes bien, traten de descubrir cuál es la voluntad del Señor.

No se emborrachen con vino, que llevan al libertinaje, sino déjense llevar del Espíritu.

Reciten, alternando, salmos, himnos y cánticos inspirados; canten y toquen para el Señor de todo corazón.

Y den gracias a Dios Padre, por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo

Palabra de Dios.

Aleluya   Jn  6, 56

El que come mi carne y bebe mi sangre

habita en mí, y yo en él

-dice el Señor-.

EVANGELIO

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida

Lectura del santo Evangelio según San Juan  6, 51- 58

      En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:

– Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yodaré es mi carne para la vida del mundo.

Los judíos discutían entre si:

– ¿Cómo puede este darnos a comer su carne?.

Entonces Jesús les dijo:

– Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mí sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día.

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí, y yo en él.

El Padre que vive  me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí.

Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de sus padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Los que buscan al Señor no carecen de nada. Oremos con toda confianza.

– Por la Iglesia, reunida en asambleas locales; para que el banquete de la eucaristía, que celebramos, no sea motivo de escándalo, sino llamada atrayente para todos, roguemos al Señor.

– Por los que se excusan de participar en la mesa del Señor por motivos diversos; para que sepan comprender y valorar, roguemos al Señor.

– Por los organismos e instituciones cuyo fin es aliviar el hambre en los países del tercer mundo; para que logren su cometido, roguemos al Señor.

– Por nosotros, aquí reunidos; para que sepamos compartir nuestro pan de cada día –signo de fraternidad- con los más necesitados, roguemos al Señor.

Señor, Dios nuestro, escúchanos y despierta en nosotros el hambre de pan de vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Comentario meditación del evangelio del domingo 05.08 o 18º TO

Queridos amigos:

El evangelio de hoy (Jn 6, 24-35) es como un puente que une el evangelio del domingo pasado sobre la multiplicación de los panes (Jn 6, 1-15) con el del próximo domingo (Jn 6, 41-51). Los tres juntos, constituyen el nervio del discurso de Jesús en Cafarnaúm sobre la eucaristía. Creer en Jesucristo y creer que el Pan de la Eucaristía es Jesucristo en persona, es lo que Dios quiere que hagamos por encima de todas las cosas. Lo quiere tanto que lo considera el opus Dei, es decir, la obra de Dios por excelencia (Jn 5,29), lo máximo que podemos hacer para agradarle y para servir al prójimo. Hace referencia a lo que nos cuesta y nos honra el creer en Jesús Hostia.

El puente que es el evangelio de hoy (Jn 6, 24-35), nos hace pasar, por la fe, del pan que sació el hambre corporal de la gente, al pan que es el mismo Jesucristo, y que dará la vida eterna. En esto la fe juega un papel preponderante. Sólo por la fe podemos creer que el pequeño pan que el sacerdote muestra después de la consagración es Jesucristo. ¡Misterio de fe!, decimos. Y que el pequeño pan que se nos da en la comunión es la santa hostia: cuerpo, alma, espíritu  y divinidad de Jesús, Jesucristo en persona. Desde luego Dios da al creyente la gracia de creer esto, pero ¿lo creemos de verdad? ¿O es sólo un  hábito? El hábito de ir a comulgar

Cuando uno ve a tantos comulgando y a tan pocos adorando luego al Señor, si quiera hasta que el sacerdote se retira del altar al terminar la misa, uno piensa que se va a comulgar por comulgar… Lo mismo cuando uno ve lo poco que aparentemente la comunión cambia nuestras vidas… Sabemos que, a diferencia del pan ordinario que asimilamos en nuestro cuerpo, el pan de la eucaristía nos asimila a Cristo, nos hace (debiera hacernos) parecer más a Jesucristo. Cuando uno ve cómo Jesús llama opus Dei, la obra magna de nuestra vida, a la acogida que le damos al Señor en la eucaristía, nos apena el poco empeño y diligencia que le ponemos por llegar a tiempo y participar. ¿Podemos llamar trabajo duro por el Señor (opus Dei), al esfuerzo que hacemos por tener  una buena eucaristía? Puntual, atenta y participada, con adoración después de la comunión.

Para terminar y abundando en lo dicho, quiero citar dos textos del evangelio, que Jesús dejó para cuantos creemos que Él es el Pan de Vida y que quien lo come tiene la vida eterna. “Trabajen no por el alimento que se acaba sino por el alimento que permanece y da vida eterna” (Jn 6, 27). “El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed” (Jn 6, 35).

Lecturas

DOMINGO XVIII

DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

 Yo haré llover pan del cielo

 Lectura del libro del Éxodo    16,   2-4.  12- 15

      En aquellos días, la comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo:

¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Pero ustedes nos han sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta comunidad.

El Señor dijo a Moisés:

Yo haré llover pan del cielo: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; le pondré a prueba, a ver si guarda mi ley o no. He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: “Hacia el crepúsculo comerán carne, por la mañana se saciarán de pan; para que sepan que yo soy el Señor, su Dios”.

Por la tarde, una bandada de codornices cubrió todo el campamento; por la mañana, había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino, parecido a la escarcha.

Al verlo, los israelitas se dijeron unos a otros:

¿Maná?, es decir ¿Qué es esto?

Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo:

Es el panque el Señor les da como alimento.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial        Sal  77, 3 y 4bc. 23- 24. 25 y 54  (R.: 24b)

  1. El Señor les dio un trigo del cielo.

      Lo que oímos y aprendimos,

lo que nuestros padres nos contaron,

lo contaremos a la futura generación:

las alabanzas del Señor, su poder. R.

Dio ordena las altas nubes,

abrió las compuertas del cielo:

hizo llover sobre ellos maná,

les dio un trigo del cielo.      R.

Y el hombre comió pan de ángeles,

les mandó provisiones hasta la hartura.

Los hizo entrar por las santas fronteras,

hasta el monte que su diestra había adquirido. R.

SEGUNDA LECTURA

Revístanse de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 17. 20-24

       Hermanos:

Esto es lo que digo y aseguro en el Señor: que no vivan ya como los paganos, los cuales proceden conforme a lo vano de sus criterios.

Ustedes, en cambio, no es eso lo que han aprendido de Cristo, han oído hablar de él y en él han sido adoctrinados, conforme a la verdad de Jesús; Él les ha enseñado a abandonar su antiguo modo de vivir, ese hombre viejo corrompido por deseos seductores, a renovarse en la mente y en el Espíritu y a revestirse de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas.

Palabra de Dios.

Aleluya   Mt    4,  4b

No sólo de pan vive el hombre,

sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

EVANGELIO

El que viene a mí no pasará hambre,

y el que cree en mí nunca pasará sed

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 24- 35

 En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaum en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron:

Maestro, ¿cuándo has venido aquí?

Jesús les contestó:

Les seguro, no me buscan por los signos que vieron, sino porque comieron pan hasta saciarse.

Trabajen no por el alimento que se acaba, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que les dará el Hijo del

hombre; porque es él  quien, el Padre Dios lo ha marcado con su sello.

Ellos le preguntaron:

Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?

Respondió Jesús:

La obra de Dios es esta: que crean en quien él ha enviado.

Le replicaron:

¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti?

¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Les dio a comer el pan del cielo”.

Jesús les replicó:

Les aseguro que no fue Moisés quien les dio el pan del cielo, sino que es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.

Entonces le dijeron:

Señor danos siempre de ese pan

Jesús les contestó:

Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos a Dios Padre. Él nos da el verdadero pan del cielo.

– Por la Iglesia, reunida cada domingo para celebrar la eucaristía; para que supere la tentación de la pasividad, la rutina, el individualismo, participando conscientemente, roguemos al Señor

– Por los que tienen hambre; para que, satisfechas sus necesidades primarias, puedan apetecer los bienes superiores, roguemos al Señor.

– Por los que viven en la opulencia; para que evitando la tentación del consumismo sin freno, sepan dar generosamente a los que carecen de lo necesario, roguemos al Señor.

– Por nosotros, aquí reunidos; para que trabajemos sobre todo por el alimento que perdura y da la vida eterna, roguemos al Señor.

Dios, Padre nuestro, tú nos has enviado a Jesucristo, pan vivo para la vida del mundo; escúchanos y danos siempre de ese pan. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Comentario meditación del evangelio del domingo 29.07 o 17º TO

Queridos amigos:

El milagro de la multiplicación de los panes que nos cuenta Juan (6, 1-15) tiene varias lecturas. La más obvia es la de que Jesús, movido a compasión, sació el hambre del gentío que le seguía. La compasión de Jesús es de nuevo aquí la razón de ser del milagro, como lo fue de cuanto Él hizo y dijo. Pero veamos estas otras posibles lecturas: la eucarística, que está en el propósito de Juan, para quien el milagro de Jesús, siendo tan grande, viene a ser solo un signo de otra multiplicación: la de la eucaristía en la que Jesús se multiplica a Sí mismo por millones cada día, para darse a comer a millones… La lectura sociológica, que gusta mucho a los socialistas y comunistas, para quienes lo único importante del relato es el hambre del pueblo y la cuestión social que plantea.

Para mí, el milagro de la multiplicación de los panes plantea varias interesantes preguntas. Esta, por ejemplo: ¿hubiera hecho Jesús el milagro si no hay el muchacho que aporta los cinco panes y los dos peces? No lo sé. Probablemente sí, pero lo cierto es que sólo lo hizo cuando contó con la colaboración del muchacho. Como Dios que era, no hubiera necesitado de nadie ni de nada para hacer el milagro, pero sólo lo hizo cuando alguien le ofreció unos panes. La conclusión del hecho es obvia: para hacer las cosas Dios cuenta con nosotros. Fue así en el milagro y es así en todo, incluidos el cuidado del mundo y el desarrollo humano. Será bueno que lo recordemos.

Después de la compasión de Jesús, la colaboración fue el otro elemento indispensable en la realización del milagro. El tercer elemento fue la distribución o reparto de los panes entre la gente, previamente sentados en grupos de 50 (Lc 9,14). La distribución de la ayuda (y de la riqueza), es casi siempre un problema muy difícil, tanto que un gran economista llegó a decir que el problema del hambre en el mundo es sobre todo un problema de distribución. En el caso de Jesús, se contó con la colaboración de los apóstoles -(de nuevo la colaboración!)- , y de la misma gente, que supo mantenerse ordenada, (quizá choqueada por el milagro que estaban presenciando). Sin duda todos nosotros tenemos experiencias de lo difícil que es y se hace un buen reparto de cosas.

El acopio y recojo de las sobras es otro elemento importante. Se llenaron 12 canastas, observa Juan. Lo curioso es que la orden de recoger las sobras procedió de Jesús: que nada se desperdicie, dijo. Una buena lección, sobre todo en nuestros días,  para quienes viven en abundancia y despilfarro. ¿Te sobra algo? Date un tiempo, haz un esfuerzo, recoge lo que te sobra y envíalo a los pobres en friaje por medio de tu parroquia.

LECTURAS

DOMINGO XVII

DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Comerán y sobrará

Lectura del segundo libro de los Reyes  4, 42- 44

      En aquellos días, llegó un hombre de Baal-Salisá trayendo al profeta Eliseo el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja. Eliseo dijo:

– Dáselos a la gente que coman

El criado replicó:

¿Que hago yo con esto para cien personas?.

Eliseo insistió:

– Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor:

Comerán y sobrará.

Entonces el criado se los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial   

Sal 144, 10-11.  15-16.  17-18  (R.:cf. 16)

Señor, nos sacias de favores.

      Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,

que te bendigan tus fieles;

que proclamen la gloria de tu reinado,

que hablen de tus hazañas.  R.

       Los ojos de todos están aguardando,

tú les das la comida a su tiempo;

abres tú la mano,

y sacias de favores a todo viviente.      R.

       El Señor es justo en todos sus caminos,

es bondadoso en toda sus acciones;

cerca está el Señor de los que lo invocan,

de los que lo invocan sinceramente.      R.

SEGUNDA LECTURA

Un solo cuerpo, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios  4, 1-6

      Hermanos:

Yo, el prisionero por el Señor, les ruego que vivan de una manera digna como pide la vocación a la que han sido llamados.

Sean siempre humildes y amables, sean comprensivos, sopórtense mutuamente por amor. Esfuércense en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que ustedes han sido llamados. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Un solo Dios, y Padre de todos, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y está en todos.

Palabra de Dios.

Aleluya   Lc     7, 16

Un gran Profeta ha surgido entre nosotros:

Dios ha visitado a su pueblo.

EVANGELIO

Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron

Lectura del santo Evangelio según san Juan  6, 1- 15

      En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacia con los enfermos.

Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.

Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:

– ¿Dónde compraremos panes para dar de comer a toda esta gente?

Lo decía para ponerlo a prueba, pues bien sabía él lo que iba a hacer.

Felipe le contestó:

– Doscientos denarios no bastan, para que a cada uno le toque un pedazo de pan.

Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:

– Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?.

Jesús dijo:

– Digan a la gente que se siente.

Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran  unos cinco mil.

Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados; hizo lo mismo con el pescado y les dio todo lo que quisieron.

Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:

– Recojan los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.

Los recogieron, y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada.

La gente entonces, al ver la señal milagrosa que había hecho, decía:

– Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo.

Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña, él solo.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos a Dios Padre. Él abre su mano y sacia de favores a todo viviente.

– Para que la caridad de la Iglesia reproduzca el milagro del pan multiplicado, roguemos al Señor.

– Para que los saciados de pan tengan hambre de justicia y sepan compartir su riqueza, roguemos al Señor.

– Para que el mundo del hambre obtenga el pan que necesita y pueda apetecer el otro pan, roguemos al Señor.

– Para que, participando del pan de la eucaristía, sepamos compartir con los demás el pan de nuestra existencia, roguemos al Señor.

Dios, Padre nuestro, da a todos el pan de cada día y el pan de la vida eterna.

Te lo  pedimos por Jesucristo tu Hijo, que quiso compartir nuestro pan, y vive y reina por los siglos de los siglos.