LECTURAS

DOMINGO V DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA

Miren que realizo algo nuevo y apagaré la sed de mi pueblo

Lectura del Libro de Isaías   43, 6- 21

        Así dice el Señor, que abrió un camino a través del mar

y una senda en las aguas impetuosas;

El que hizo salir a batalla carros y caballos,

con poderoso ejército;

caían para no levantarse,

se apagaron como mecha que se extingue:

No recuerden lo de antaño,

no piensen en lo antiguo;

miren voy a hacer algo nuevo;

ya está brotando, ¿no lo notan?

Abriré un camino por el desierto,

ríos en la llanura.

Me glorificarán las bestias del campo,

chacales y avestruces,

porque haré brotar agua en el desierto

ríos en la llanura,

para apagar la sed de mi pueblo, mi elegido,

el pueblo que yo formé

para que proclamara mi alabanza.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal  125, 1-2ab.  2cd -3.  4 -5.  6  (R. 3)

  1. El Señor ha estado grande con nosotros.

                y estamos alegres.

        Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares. R.

        Hasta los paganos decían:

El Señor ha estado grande con ellos.

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres. R.

Que el Señor cambie nuestra suerte,

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares. R.

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas. R.

SEGUNDA LECTURA

Por Cristo lo perdí todo, muriendo su misma muerte

Lectura del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 8- 14

        Hermanos:

Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.

Por él lo perdí todo, y  todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y estar unido a él, no con mi propia justicia, la que procede de la ley, sino con aquella que nace de la fe en Cristo, la que viene de Dios y se funda en la fe.

Así podré conocerlo a él, conocer la fuerza de su resurrección, y participar de sus padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección de entre los muertos.

No es que haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo a ver si lo obtengo, pues Cristo Jesús lo obtuvo para mí.

Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacía la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba me llama en Cristo Jesús.

Palabra de Dios.

Versículo antes del Evangelio  Jl  2,  12- 13

Ahora –oráculo del Señor-

conviértanse a mí de todo corazón,

porque soy compasivo y misericordioso.

EVANGELIO

El que esté sin pecado que tire la primera piedra

Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 1- 11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él; entonces se sentó y les enseñaba.

Los escribas y fariseos le trajeron a una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:

– Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.

Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.

Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:

– El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.

E, inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron retirando uno a uno, empezando por los más viejos.

Y quedó sólo Jesús, con la mujer, que permanecía allí frente a él.

Jesús se incorporó y le preguntó:

– Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?

Ella contestó:

– Ninguno, Señor.

Jesús le dijo:

– Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos al Señor, nuestro Dios, que no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva

– Para que la Iglesia sea a los ojos del mundo signo de esperanza, acogiendo a todos, animando, consolando, roguemos al Señor.

– Para que nuestra sociedad, injusta e hipócrita, que busca lo que la escandaliza y fomenta lo que luego condena, asuma su culpa y procure el remedio, roguemos al Señor.

– Para que los delincuentes y marginados encuentren en todos la ayuda fraterna para salir de su postración, roguemos al Señor.

– Para que no nos creamos sin pecado ni nos erijamos en jueces de los demás, como los acusadores de la mujer adúltera y aprendamos de Cristo a ser comprensivos, roguemos al Señor.

Señor, Dios nuestro, que nos has enviado a tu Hijo a decirnos: “Yo tampoco te condeno, en adelante no peques más”, perdona nuestras culpas, escúchanos, ábrenos a la esperanza. Por Jesucristo, nuestro Señor.