Comentario del evangelio del domingo 24.03 o 3º TC
Queridos amigos:
¿Página de un periódico sensacionalista?, es lo que parece el evangelio de este domingo (Lc 13, 1-9), por los dos trágicos acontecimientos que relata: la matanza por los romanos y en el mismo templo de unos peregrinos galileos, y la muerte inesperada de 18 judíos, aplastados por la caída de la llamada Torre de Siloé, mientras probablemente descansaban a su sombra. ¿Castigo de Dios? Tal era la creencia popular en el caso de enfermedades y de muertes súbitas y violentas: un castigo por los pecados personales… Ante la gente que acusa y condena, el comentario de Jesús es terminante y aleccionador. Al final, sus enseñanzas van a concretarse en lo que el evangelio llama la parábola de la higuera que no da frutos (Lc 13, 6-9). Veamos antes algunas de esas enseñanzas.
Ante todo que Dios no castiga en esta vida. ¿¡Castigo, por qué!? , viene a decir Jesús. Muy probablemente ustedes son más pecadores que ellos y aquí están… Hasta suena molesto, pues va contra la esencia de lo que Dios es y la Escritura dice: que es compasivo y misericordioso (2 Cr 30,9; Sal 103, 8-10); que no quiere la muerte del pecador sino que se convierta y viva (Ez 18,23). Desde su propia experiencia, pudo haberles añadido: cuando Dios quiso castigar al hombre, envió a su propio Hijo, hecho hombre en mí, a quien hizo maldición por nosotros (Gal 3,13). Puede ciertamente enviarnos algunas pruebas a modo de llamadas de atención y de retos o desafíos, pero nunca castigos que acaben con nosotros (Mt 13, 28-30).
Aprender a leer las cosas que nos pasan y sacar conclusiones para nuestra vida, es la otra buena enseñanza que nos da Jesús. Enseñanza práctica, pues nos la da a partir de los acontecimientos que tienen conmocionada a la gente. Primero en el plano existencial (social, político, laboral) de sus vidas. Estén alertas, les dice, cambien, pues si no ustedes acabarán como ellos. Luego, en el plano religioso y escatológico (la otra vida), su llamada de atención es repetitiva y apremiante. Todos los hombres estamos sujetos a la muerte y al juicio ulterior. Que el Señor nos encuentre como sus amigos.
Tal es el contexto de la parábola de la higuera estéril, con la que Lucas termina el relato. Por favor, léanla, pues es hermosa y decidora. Veamos estas tres cosas: 1. Ustedes y yo somos esa higuera, de la que Dios y la gente tienen derecho a esperar frutos… 2. Se nos venció el plazo y no podemos seguir ocupando el sitio inútilmente, o sólo para lucir nuestro ramaje. 3. Hay alguien (Jesucristo, la iglesia, la abuelita rezadora), que abogan por nosotros, para que se nos dé una nueva oportunidad…