Liturgia

Comentario del evangelio del domingo 4.11.2018 o 31° TO

Queridos amigos.

¡Ámenme!, dice Dios! ¡Y ámense y amen a sus prójimos como a sí mismos! En esencia esto es y a esto apuntan los dos más grandes mandamientos de la Ley de Dios, tal como nos lo asegura Jesús en el evangelio de Marcos (12, 28b-34). ¡¿Se lo imaginan, amigos?! Dios pidiéndonos que le amemos, obligándonos a que le amemos. ¡Qué insondable misterio y qué maravilloso designio, al mismo tiempo!

Visto con ojos de moralista, el inmenso amor que Dios nos da y nos pide, corre el peligro de ser desvirtuado y de ser convertido en un mandamiento, que en sí es bello, pero que nosotros lo reducimos a hacer o dejar de hacer unas cuantas cosas. Por favor, el amor de Dios es infinitamente más grande que eso y, sobre todo, es personal, es decir, busca la unión entre personas, que lo amemos a El como Persona, con pasión y por encima de las cosas mandadas… Estas las cumpliremos si de verdad le amamos a El con todo el alma.

Son muchas las cosas que podríamos decir en relación con estos mandamientos. Pero una sola es la más importante y decisiva: nos hablan de amor, del amor de Dios y a Dios, que es la fuente y la cumbre del amor hermoso y verdadero. Y que es parte esencial del misterio de Dios, que se define como amor (1 Jn 4,16), y parte integral de su designio o proyecto en relación con el hombre, que lo ha hecho para amar y cuyo corazón estará inquieto hasta que descanse en Dios, como lo sentía y confesaba San Agustín. ¡Cuán tarde te empecé a amar, Dios mío! Para acentuar lo que estoy diciendo transcribo un par de párrafos de documentos de la Iglesia.

“Padre Dios… has dignificado tanto al hombre, creado en tu bondad, que en la unión del hombre y de la mujer has dejado la imagen de tu propio amor, y al que has creado por amor y le has llamado a amar, le concedes participar en tu amor eterno. De modo que el sacramento del matrimonio, signo de tu amor, consagra el amor de los hombres, por Jesucristo nuestro Señor”. (Prefacio de la Misa de Matrimonio

“Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o por una gran idea, sino por el encuentro con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida, y, con ello, una orientación decisiva… Y puesto que es Dios quien nos ha amado primero (1 Jn 4, 10), nuestro amor a El ya no es sólo un “mandamiento” (Amoris laetitia, nn. 1 y 2, del Papa Francisco, 2016).

LECTURAS

DOMINGO XXXI

DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Escucha, Israel: Amarás al Señor con todo el corazón

Lectura del libro del Deuteronomio     6, 2- 6

            En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo:

Teme al Señor, tu Dios, guardando todos los mandamientos, leyes y preceptos que te manda, a ti, a tus hijos y tus nietos, todos los días de tu vida, y así se prolongarán tus días. Escúchalo Israel, y ponlo por obra, para que te vaya bien y crezcas en número. Ya te dijo el Señor, Dios de tus padres: “Es una tierra que mana leche y miel”.

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno.

Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas.

Las palabras que hoy e digo quedarán en tu memoria.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial          Sal 17, 2-3a. 3bc-4. 47 y 51          (R.: 2)

  1. Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.

             Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;

Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R.

Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,

mi fuerza salvadora, mi baluarte.

Invoco al Señor de mi alabanza

y quedo libre de mis enemigos. R.

            Viva el Señor, bendita sea mi Roca,

sea ensalzado mi Dios y Salvador.

Tú diste gran victoria a tu rey,

tuviste misericordia de tu Ungido. R.

 SEGUNDA LECTURA

 Como permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa

Lectura de la carta a los Hebreos 7, 23- 28

            Hermanos:

Durante la antigua alianza hubo muchos sacerdotes, porque la muerte les impedía perdurar. Jesús, en cambio permanece para siempre, posee un sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor.

Él es el sumo Sacerdote que necesitábamos: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y elevado por encima del cielo.

Él no necesita ofrecer sacrificios cada día, como aquellos sumos sacerdotes, que ofrecían primero por sus propios pecados, después por los del pueblo; y esto lo realizó una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.

En efecto, la Ley hace a los hombres sumos sacerdotes llenos de debilidades. En cambio, las palabras del juramento, posterior a la Ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.

Palabra de Dios.

Aleluya          Jn 14, 23

El que me ama guardará mi palabra

-dice el Señor-,

y mi Padre lo amará y vendremos a él.

EVANGELIO

No estás lejos del reino de Dios

 Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 28b-34

            En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:

–  ¿Qué mandamiento es el primero de todos?

Respondió Jesús:

– El primero es: “Escucha Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El Segundo es éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que éstos.

El escriba replicó:

– Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.

Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:

– No estás lejos del reino de Dios

Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos a Dios Padre, por Jesucristo, su Hijo, que vive para siempre para interceder en favor nuestro.

– Para que la Iglesia sea en medio del mundo comunidad de amor, llamada al amor, roguemos al Señor.

– Para que desaparezcan los odios, rencores, venganzas, que dividen a los hombres y los pueblos, roguemos al Señor.

– Para que los gobernantes y los que hacen las leyes procuren sobre todo el bien común, roguemos al Señor.

– Para que comprendamos que no podemos amar a Dios, a quien no vemos, si no amamos al prójimo, a quien vemos, roguemos al Señor.

Dios, Padre nuestro, enséñanos a amarte con todo el corazón, amando a nuestros prójimos como a nosotros mismos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Comentario del evangelio del domingo 28.10.2018 o 30º TO

Queridos amigos:

En el Perú y en mil sitios más del mundo donde hay peruanos celebramos este 28 la Fiesta del Señor de los Milagros: Día central del Mes Morado, como solemos llamar a octubre. Morado, porque así es el color del cuadro, del hábito de las Hermandades y devotos y, sobre todo, del ambiente penitencial que le damos a octubre, desde que el Papa Juan Pablo II lo llamara “la otra cuaresma del Perú”. Morado, que sale de la mezcla del rojo y el azul, del rojo que simboliza el fuego, el amor, la sangre, el sacrificio; con el azul, que simboliza el agua, la humildad, la paz, la honestidad…

En atención a la importancia que el Señor de los Milagros tiene para el Pueblo de Dios en el Perú, prevalece sobre el domingo y proclama un evangelio (Jn 3, 11-16), que nos da la base y la clave, el por qué y el para qué de la imagen del Señor de los Milagros. Digamos simplemente que plasma y expresa en arte sencillo la grandeza del Plan Salvador de Dios, a saber: 1, que el Padre Dios amó tanto al mundo que le entregó a su propio Hijo para salvarlo; y 2, que cuando el Hijo, Jesús, fue alzado en la cruz (su muerte) empezó su exaltación (glorificación junto al Padre) y la nuestra.

Estas dos revelaciones traen a la memoria las palabras de Jesús a su Padre (Lc 10, 21), cuando lo alaba por hacer que los sencillos y humildes acojan con fe estos misterios y que los “sabelotodo”, los agnósticos y los pagados de sí mismos queden a su libre albedrío. Es por instinto sobrenatural que el pueblo acoge con devoción y acompaña en procesión a la sagrada imagen por horas y horas. Estar frente al Cristo crucificado y/o acompañarlo hace a los sencillos sentirse amados y llamados a una actitud de cercanía con Dios y de confianza. Para pedirle por las necesidades personales, familiares, etc., o para empezar el cambio de vida que tanto anhelan, pues vivir el Mes Morado es una llamada a la conversión.

 “Cuando sea levantado en alto, atraeré a todos hacia mí”, ha dicho el Señor (Jn 12,32). Esta profecía la hace realidad el Señor de los Milagros todos los días, en Octubre sobre todo, pues la gran mayoría del pueblo peruano se siente atraído por el Cristo Moreno. Atraído por una doble fuerza: 1, la fuerza atractiva del Señor ese poder imantador de Dios, invisible, pero real, que jala sin que podamos resistirnos. No cabe la menor duda de que, desde la Cruz, Jesús es como un imán…; y 2, la fuerza oblativa que hace que el pueblo se entregue generosamente a su Señor, y éste crucificado, como diría S. Pablo (1 Cor 2,2), sin escatimar tiempo ni sacrificios. Que el Señor de los Milagros nos bendiga y aumente nuestra fe.

Liturgia de la Fiesta del Señor de los Milagros

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Números 21,4b-9

En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: “¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo”. El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces, el pueblo acudió a Moisés, diciendo: “Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes”. Moisés rezó al Señor por el pueblo y el Señor le respondió: “Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte; los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla”. Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba la serpiente de bronce y quedaba curado.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Sal. 83

  1. Dichosos los que viven en tu casa, Señor.

 ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos!

Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor,

Mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo. R.

 Hasta el gorrión ha encontrado una casa;

la golondrina un nido,

donde colocar sus polluelos, tus altares,

¡Señor de los ejércitos, rey mío y Dios mío! R.

Dichosos los que viven en tu casa

alabándote siempre.

Dichosos los que encuentran en ti su fuerza

al preparar tu peregrinación. R.

Cuando atraviesan áridos valles,

las convierten en oasis,

como si la lluvia temprana

las cubriera de bendiciones;

caminan de baluarte en baluarte

hasta ver a Dios en Sión. R.

Vale más un día en tus atrios

que mil en mi casa,

Y prefiero el umbral de la casa de Dios

a vivir con los malvados. R.

Porque el Señor es sol y escudo,

él da la gracia y la gloria;

el Señor no niega sus bienes,

a los de conducta intachable. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los filipenses 2,5-12

Hermanos: tengan entre ustedes sentimientos propios de Cristo Jesús. Él a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso, Dios lo levantó sobre todo y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre”; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. Por tanto, queridos hermanos, ya que siempre me han obedecido, no sólo cuando yo estaba presente, sino mucho más ahora en mi ausencia, trabajen por su salvación con temor y temblor.

Palabra de Dios.

Aleluya (Jn 3,15)

El que me ama guardará mi palabra – dice el Señor -, y

mi Padre lo amará y vendremos a Él.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Juan 3,11-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: “Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptan nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de la tierra, ¿Cómo creerán cuando les hable del cielo? Porque nadie ha subido del cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que creen en él tenga vida eterna”. Tanto amó Dios al mundo que entregó su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna”.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles.

S: Señor, Tú eres el libertador del hombre. Por eso te pedimos llenos de confianza y esperanza que escuches nuestra súplica comunitaria:

1.- Por el Papa Francisco y todos los consagrados; para que busquen siempre estar al servicio del pueblo de Dios a ellos encomendados. Roguemos al Señor.

2.- Por todos los que luchan por la paz; para que se mantengan firmes en la promoción de la justicia social que lleva a una paz auténtica para todos los pueblos. Roguemos al Señor.

3.- Por todos cuantos deben migrar en búsqueda de nuevas oportunidades; para que encuentren la estabilidad que requieren por el bien de ellos y de sus familias. Roguemos al Señor.

4.- Por la unión de nuestras familias; para que puedan ser hogares sólidos donde se desarrollen los niños y jóvenes al amparo del amor y la confianza. Roguemos al Señor.

5.- Por todos cuantos celebramos esta solemnidad del Señor de los Milagros; para que nuestra devoción a Cristo crucificado nos haga siempre solidarios y atentos a las necesidades de los que sufren. Roguemos al Señor.

S: Señor, enséñanos a ser humildes, para encontrarte en el rostro de nuestros hermanos que sufren, y así, al elevar nuestros ojos hacia tu Hijo crucificado, que es para nosotros el Señor de los Milagros, sea aceptada nuestra oración por la coherencia de nuestra fe. Por Jesucristo Nuestro Señor.

T: Amén.

Comentario meditación del evangelio del domingo 14.10. 2018 o 28º TO

Queridos amigos:

Al decir de Jesús (Mc 10, 17-30), hay dos caminos para llegar al cielo. Uno, el común y elemental, pasa por cumplir los mandamientos; el otro, el particular y especial, pasa por seguir al Señor, dejándolo todo… Según Jesús, este segundo camino es el mejor, aunque sea más difícil. Lo hace a uno mucho más perfecto (Mt 19, 21) y ¡oh paradoja!, rinde el ciento por uno de lo que se ha dejado: casas, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos, propiedades (Mc 10, 29). Los religiosos llaman a este camino el “camino de los Consejos Evangélicos” (de pobreza, castidad y obediencia).

En relación con la pregunta del joven rico del evangelio, llama la atención la respuesta de Jesús. Aparentemente, para el joven rico sólo cuenta la vida eterna (y los bienes que tiene aquí abajo, claro): quiere alcanzar la vida eterna, pero sin perder sus bienes de aquí abajo. Para Jesús hay otras cosas que también cuentan, por ejemplo, el modo de vida que hay que llevar para realizarse al máximo como persona. Él ha venido a perfeccionar el Antiguo Testamento y ha traído una religión superior. Para Él, cumplir los mandamientos de la Ley de Dios es el mínimo que una persona religiosa puede hacer.

Supuesto el cumplimiento de los mandamientos, Jesús va más allá y propone y pide un estilo de vida como el Suyo, que sólo se logra viviendo las Bienaventuranzas, que es a lo que Él llama seguirle… Las Bienaventuranzas (Mt 5,3-11; Lc 6,21-26) son la quintaesencia del espíritu de Jesús, su radiografía, ha dicho alguien. Y constituyen el código de perfección del Nuevo Testamento, así como el Decálogo lo fue del Antiguo. Lamentablemente pareciera que la mayor parte de los cristianos sigue aún anclada en el Antiguo Testamento, como si Jesús no hubiera traído consigo el Nuevo. Se preocupan (¿?) por cumplir los Mandamientos y se creen buenos cuando no los transgreden.

Ciertamente para ser bueno no hay que hacer nada malo, pero no basta. Para ser bueno hay que hacer abundantes cosas buenas, positivas, que enriquezcan la vida, la personal y la de los demás. Que la realicen al máximo, la conviertan en bien social y la hagan agradable a los ojos de Dios. Ser discípulo de Jesucristo y seguirle implica ante todo compartir su visión del hombre nuevo, vivir un estilo de vida como el Suyo, identificarse con Él viviendo las Bienaventuranzas. ¿Qué nos impide a nosotros seguir así al Señor? Al joven del evangelio –quizás el mismo Marcos que nos cuenta esto- , se lo impidió su apego al dinero. ¿Y a nosotros?.

LECTURAS

DOMINGO XXVIII

DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

 En comparación de la sabiduría, tuve en nada la riqueza

Lectura del libro de la Sabiduría  7, 7- 11

            Supliqué, y se me concedió la prudencia;

invoqué, y vino a mí el espíritu de sabiduría.

La preferí a cetros y tronos,

y, en comparación con ella, tuve en nada la riqueza.

No le igualé la piedra más preciosa,

porque todo el oro, a su lado, es un puñado de arena,

y, ante la plata es como el barro.

La quise más que a la salud y a la belleza,

y preferí tenerla como luz,

porque su resplandor no tiene ocaso.

Con ella me vinieron todos los bienes juntos,

en sus manos había riquezas incontables.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial          Sal. 89, 12-13.  14-15.  16-17  (R.: 14)

  1. Sácianos Señor, de tu misericordia.

            Enséñanos a calcular nuestros años,

para que adquiramos un corazón sensato.

Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?

Ten compasión de tus siervos. R.

            Por la mañana sácianos de tu misericordia,

y toda nuestra vida será alegría y júbilo.

Danos alegría, por los días en que nos afligiste,

por los años en que sufrimos desdichas. R.

            Que tus siervos vean tu acción,

y sus hijos tu gloria.

Baje a nosotros lo bondad del Señor

y haga prósperas las obras de nuestras manos. R.

SEGUNDA LECTURA

La palabra de Dios juzga los deseos e intenciones del corazón

Lectura de la carta a los Hebreos  4,12-13

            La palabra de Dios es viva y eficaz, más cortante que espada de doble filo, penetrante hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, articulaciones y médulas. Juzga los deseos e intenciones del corazón.

No hay criatura que escape a su mirada. Todo está desnudo y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.

Palabra de Dios.

Aleluya          Mt 5,  3

Dichosos los pobres en el espíritu,

porque de ellos es el reino de los cielos.

EVANGELIO

Vende lo que tienes y sígueme

 Lectura del santo Evangelio según San Marcos  10, 17-30

             En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino. se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó:

– Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?

Jesús le contestó:

– ¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.

Él le replicó:

Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.

Jesús lo miró con cariño y le dijo:

– Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.

Pero él, abatido por estas palabras, se fue entristecido, porque tenía muchos bienes.

Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:

–  ¡Que difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!

Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió:

–  ¡Qué difícil es para los que tienen riquezas entrar en el reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios.

Ellos se espantaron y comentaban:

– Entonces ¿quién puede salvarse?

Jesús, mirándolos fijamente, les dijo:

Es imposible para los hombres, más no para Dios. Dios lo puede todo.

Pedro entonces le dijo:

– Mira, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.

Jesús dijo:

– Les aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más –casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en el mundo futuro, vida eterna.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos al Señor, nuestro Dios, rico para todos los que le invocan.

-Por la Iglesia; para que sepa demostrar al mundo, enfebrecido por el afán de poseer, dónde está el verdadero tesoro, roguemos al Señor.

– Por los que tienen el poder del dinero, el poder decisión; para que sepan distribuir justamente, roguemos al Señor.

– Por los que carecen de medios económicos suficientes; para que encuentren en todos la ayuda que necesitan, roguemos al Señor.

– Por nosotros; para que comprendamos las palabras de Jesús sobre el dinero y aprendamos a ser desprendidos por amor, roguemos al señor.

Sácianos, Señor, con tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Comentario meditación del evangelio del domingo 07.10. 2018 o 27º TO

Queridos amigos:

El matrimonio en el Plan de Dios es lo que nos presenta Marcos en su evangelio (Mc 10, 2-16). Y nos lo presenta como ratificado por Jesucristo, que conoce muy bien el Plan de su Padre Dios. En este Plan se nos dice: 1, que Dios creó al hombre y la mujer; 2, que los creó para que se unan y vivan unidos; 3, que esta unión los hace una sola carne (uno solo) y 4, que, por lo tanto, esa unión es indisoluble y hace adúltera cualquier otra relación sexual de un(a) casado(a) con quien no es su pareja.

El texto de Marcos dice muchas cosas más, pero las susodichas son las más importantes y de alcances y consecuencias muy importantes y muy actuales. Estas cuatro, por ejemplo: NO al divorcio, que rompe la unión querida por Dios. NO a la unión sexual entre divorciados cuya relación es adulterio. NO a la unión entre homosexuales y lesbianas, cuya relación es contra natura. NO al aborto, que mata en el seno materno a los niños que Dios regala… Pero más allá de estos y otros NO, el Plan de Dios sobre el matrimonio es, ante todo y por sobre todo, tremendamente positivo. Tanto que, por decirlo a nuestro modo, “Dios se las jugó por el matrimonio”.

Dios que es uno y trino  -tres Personas y una sola naturaleza: unidad en la diversidad– , quiso ser reflejado como tal en cuanto hizo. Dejó la imagen de su propio ser especialmente en la unión del hombre y de la mujer  -dos en una sola carne-, como Dios es tres en una sola naturaleza. Y dejó la imagen de su propio amor en el amor del hombre y de la mujer, para que sea fiel, feliz y fecundo. De esta manera, confió al matrimonio la gran misión de ser su imagen viva en la tierra…

Digamos que en el Plan divino, el matrimonio es su creación por excelencia. Pide que la unión del hombre y la mujer sea para siempre, como lo es en Dios la unión del Padre-Hijo-Espíritu Santo. Pide también que los-dos-en-“una-sola-carne” vivan su comunión afectivosexual y complementaria como personas, iguales en cuanto tales, pero diferentes entre ellas, y con un destino común. Una comunión que se consolida y prolonga amorosamente en los hijos. “Carne y huesos” de sus padres, los hijos son la prueba viva de que, en efecto, los papás son una sola carne concretada en ellos, y que son el nudo que enlaza definitivamente su amor de esposos.

El matrimonio cristiano podrá estar aún lejos de lo que Dios “quiere”, pero ahí está, con toda su belleza y grandeza. Y requiriendo una seria, prolongada y sincera preparación de quienes han de ser esposos y padres cristianos.

LECTURAS

DOMINGO XXVII

DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Y serán los dos una sola carne

Lectura del libro del Génesis  2,  18- 24

         El señor Dios se dijo a sí mismo:

– No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien que sea una ayuda adecuada para él.

Entonces el Señor Dios formó de la tierra las bestias del campo y todas las aves del cielo y se las presentó al hombre, para ver que nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera.

Así, el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a las aves del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase.

Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un sueño profundo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró otra vez la carne.

De la costilla que el Señor Dios había tomado del hombre formó una mujer, y se la presentó al hombre.

El hombre dijo:

– ¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mí carne!

Su nombre será mujer, porque ha salido del hombre.

Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial          Sal 127. 1-2.  3.  4-5.  6        (R.: cf. 5)

  1. Que el Señor te bendiga desde Sión.

            Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos.

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien. R.

            Tu mujer, como parra fecunda,

en medio de tu casa;

tus hijos, como brotes de olivo,

alrededor de tu mesa. R.

Ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida. R.

            Que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel! R.

 SEGUNDA LECTURA

 El santificador y los santificados tienen un mismo origen

Lectura de la carta a los Hebreos        2, 9- 11

            Hermanos:

Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte.

Así, por la gracia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos.

En efecto, convenía que Dios, por quien y para quien existen todas las cosas, llevará muchos hijos a la gloria, perfeccionando mediante el sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación.

Pues santificador y santificados tienen todos el mismo origen.

Por eso, él no se avergüenza de llamarlos hermanos.

Palabra de Dios.

Aleluya          1 Jn  4, 12

Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros,

y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.

EVANGELIO

Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre

Lectura del santo Evangelio según san Marcos  10, 2-16

            En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba:

– ¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?

Él les replicó:

–  ¿Qué les mandó Moisés?

Contestaron:

– Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.

Jesús les dijo;

– Moisés dejó escrito este precepto por los tercos que son ustedes. Al principio de la creación Dios. “los creo hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no le separe el hombre.

En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.

El les dijo:

– Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.

Le acechaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban.

Jesús viendo esto, se enojó, y les dijo:

– Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan; porque el reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro: el que no reciba el reino de Dios como un niño no entrará en él.

Y tomaba en sus brazos a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos, a Dios Padre de la gran familia  humana.

– Por la Iglesia, Esposa de Cristo, signo para el mundo del hogar de Dios, abierto a todos los hombres, roguemos al Señor.

– Por los esposos que viven en su vida matrimonial en el amor, la fidelidad y la entrega, roguemos al Señor.

– Por los hogares deshechos, los matrimonios separados, roguemos al Señor.

– Por los novios, por los responsables de su preparación para el matrimonio, roguemos al Señor

-Por nosotros, por nuestras familias, por nuestra comunidad parroquial, roguemos al Señor,

Dios, Padre nuestro, que nos reúnes a tus hijos, alrededor de tu mesa; escucha nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Comentario del evangelio del domingo 16.09.2018 o 24º TO.

Queridos amigos:

“¿Quién dicen ustedes que soy yo?”  Es la gran pregunta que Jesús hizo a sus apóstoles y nos sigue haciendo a nosotros. En el contexto del evangelio (Mc 8, 27-35), no espera de nosotros una respuesta aprendida, de memoria -(como que es un profeta, el Hijo de David, etc)-, sino una respuesta que nos involucre y comprometa con Él. Algo así como cuando Pedro le respondió “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16, 16) o: “Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios” (Jn 6, 68-69).

Alguien a quien amo de verdad y por quien estoy dispuesto a dar la vida, es la respuesta que Jesús espera de nosotros. Que brota de un corazón de discípulo seducido, pero, también y sobre todo, dispuesto a seguirle cueste lo que cueste y hasta las últimas consecuencias. Es sintomático y patético que en los tres sinópticos la gran pregunta de Jesús vaya unida a su revelación del llamado secreto mesiánico: cuando comenzó a decir claramente que el Hijo del Hombre había de sufrir mucho y ser rechazado…, que sería condenado a muerte, y que resucitaría al tercer día” (Mt, 16,13; Mc 8,31; Lc 9,18).

En el seguimiento de Jesús podemos sentir y hablar y hasta hacer cosas muy bellas, mientras no choquen con nuestros intereses, llámense salud, dinero, tiempo, perdón, expectativas… Pero en cuanto chocan, cuando nos exigen tiempo o dinero, sacrifico y renuncia (a comodidades., por ejemplo), cuando vemos que las cosas no van a salir como nosotros las esperábamos, entonces el seguimiento de Jesús se nos hace muy cuesta arriba y flojeamos o abandonamos. Es lo que les pasó al principio a los apóstoles. Le seguían por el camino e iban tras sus huellas muy contentos, pero cuando les habló de su muerte, del aparente unhappy end de su vida, se resistieron y protestaron (Mt 16, 22; Mc 8,32).

Olvidamos que el trigo (que somos nosotros) tiene que morir para que dé fruto (Jn 12,24). No hay otro camino. Es la condición necesaria para que el trigo dé fruto (demos frutos). Quien quiera realizarse y obtener éxito en la vida, tendrá que trabajar duro y parejo, sacrificarse harto. Al contrario, quien sólo o sobre todo busque pasarlo bien, desentendiéndose de todo y de todos, ese está labrando su ruina (Jn 12, 24-25). Aunque “el mundo” diga lo contrario. La conclusión de Jesús es lógica y vale para quien aspire a ser alguien, como hombre y como cristiano: que tome su cruz (lo que cuesta el deber y estar siempre en forma) y que me siga (Mc 8, 34s).

 

LECTURAS

DOMINGO XXIV

DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Ofrecí la espalda a los que me golpeaban

Lectura del libro de Isaías    50, 5-9a

            El Señor me abrió el oído.

Y yo no me resistí, ni me eché atrás.

Ofrecí la espalda a los que me golpeaban,

las mejillas a los que tiraban mi barba;

no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos.

El Señor me ayuda,

por eso no sentía los ultrajes;

por eso endurecí el rostro como roca,

sabiendo que no quedaría defraudado.

Mi defensor está cerca,:

¿quién me denunciará?

Comparezcamos juntos:

¿quién me va a acusar?

¡Qué venga y me lo diga!

Sepan que el Señor me ayuda,

¿quién podrá condenarme?

Palabra de Dios.

Salmo responsorial   Sal. 114, 1-2.  3-4.  5-6.  8-9    (R.: 9)

  1. Caminaré en presencia del Señor.

O bien:

            Aleluya.    

            Amo al Señor, porque escucha

mi voz suplicante,

porque inclina su oído hacia mí

el día que lo invoco. R.

            Me envolvían redes de muerte,

me alcanzaron los lazos del abismo,

caí en tristeza y angustia.

Invoqué el nombre del Señor:

Señor, salva mi vida. R.

            El Señor es benigno y justo,

nuestro Dios es compasivo;

el Señor guarda a los sencillos:

estando yo sin fuerzas, me salvó. R.

            Arrancó mi alma de la muerte,

mis ojos de las lágrimas,

mis pies de la caída

Caminaré en presencia del Señor

en el país de la vida. R.

SEGUNDA LECTURA

La fe, si no tiene obras  está muerta

Lectura de la carta del apóstol Santiago       2, 14-18

            ¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es qué esa fe lo podrá salvar?

Supongamos que una hermana o una hermano andan sin ropas y faltos del alimento diario, y uno de ustedes les dice Dios los ampare; abríguense y llénense el estómago, y no les da lo necesario para el cuerpo; ¿de que sirve?

Esto pasa con la fe: si no tiene obras, está muerta por dentro. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe.

Palabra de Dios.

Aleluya          Ga  6, 14

Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz

de nuestro Señor Jesucristo,

en la cual el mundo está crucificado para mí,

y yo para el mundo.

EVANGELIO

Tú eres el  Mesías—El Hijo del hombre tiene que padecer mucho

Lectura del santo Evangelio según san Marcos  8, 27- 35

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los pueblos de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos:

– ¿Quién dice la gente que soy yo?

Ellos le contestaron:

Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.

Él les preguntó:

– Y ustedes, ¿quién dicen que soy?

Pedro le contestó:

– Tú eres el Mesías.

Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.

Y empezó a instruirlos:

– El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.

Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro:

¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!

Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo:

– El que quiera seguirme, que renuncie a sí  mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos a Dios Padre. Él inclina su oído hacia nosotros.

– Por el Papa y los obispos en comunión con él encargados de velar por la autenticidad de la fe y de guiar a la Iglesia por el camino de Cristo, roguemos al Señor.

– Por todos los que arriesgan su vida por el Evangelio, roguemos al Señor.

– Por los que buscan mesías, redentores, y no han descubierto al verdadero Mesías, roguemos al Señor.- Por nosotros aquí reunidos, llamados a manifestar en nuestra vida lo que creemos y celebramos, roguemos al Señor.

Sálvanos, Señor; ayúdanos a caminar en tu presencia; escucha nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.