Liturgia

Comentario al evangelio del domingo 02.07 o 13 TO

Hola amigos

El evangelio de hoy (Mt 10, 37-42) nos trae los últimos 5 dichos del discurso misionero de Jesús a los Doce (y a nosotros en ellos). Los últimos y los más importantes, pues llevan la firma de Jesús: “SOY YO (Dios) quien se lo dice”. Tienen que ver con el seguimiento de Jesús: cuánto hay que estar dispuestos a renunciar (a dar) por seguirlo, los 3 primeros. Y cuánto habremos de recibir por seguir a Jesús, los dos últimos. Por su estilo literario semítico, los tres primeros suenan muy duros y difíciles, pero llegan a parecer normales -y esenciales- cuando se los traduce a nuestro modo de hablar. Los tres primeros comprometen en cuerpo, alma y espíritu. al seguidor de Jesús: Los dos últimos comprometen la generosidad de Jesús con quienes reciben a sus misioneros o dan algo (un vaso de agua, por ejemplo) a sus seguidores (sus pequeños, los llama Él).

 

En lo afectivo, el amor de los apóstoles (ustedes y yo) se llama pasión por Dios y por Jesucristo. En este primer dicho de Jesús no se trata de decir a quién amas más: si a Dios o a los tuyos, pues el amor es uno solo y en un solo y mismo abrazo de amor estrechamos a Dios y a cuantos Él nos ha dado. El amor a Dios sobre todas las cosas pide que amemos también todas las cosas y personas como don que son de Dios.

 

El segundo dicho de Jesús nos pide cargar nuestra cruz y seguirle… No se trata tanto de tener espaldas anchas -(hay que tenerlas, y firmes)-, cuanto de seguir a Jesús, de jugárselas por Él haciendo nuestra su causa. El discípulo verdadero de Jesús deberá recordar siempre que la cruz es condición y/o consecuencia de seguirle. El tercer dicho tiene que ver con la libertad: qué estás haciendo con tu vida, en qué has decidido gastarla… Hay muchas opciones por delante: la vida o la muerte, la bendición o la maldición… (Dt. 30,20). Al respecto recordemos la gran paradoja del evangelio: “el que vive su vida para sí la perderá; el que sacrifica su vida por mi causa (de Jesús), la encontrará”. Haz de tu libertad un SÍ a la voluntad de Dios. Conviértete como Jesús en el Amen de Dios (2 Cor 1,20)

 

Los dos últimos dichos de Jesús ponen de relieve la importancia de la acogida y de la ayuda al hermano. Tanto que, aunque no lo pensemos, considera como hecho a Él cuanto hacemos por el prójimo. Es interesante este toma y daca, pero es mucho más interesante e importante el significado que encierra: que Jesús se siente identificado con todo hombre, contigo y conmigo. ¿Por qué me persigues, le dice a Pablo? (Hech 26, 14). Gracias por recibirme, por ayudarme, nos dice a nosotros, sin importar el monto de lo que hayamos hecho o dado.

Lecturas

DOMINGO XIII

DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Ese hombre de Dios es un santo, se quedará aquí

Lectura del segundo libro de los Reyes 4, 8-11. 14- 16a

Un día pasaba Eliseo por Sunam, y una mujer distinguida lo invitó con insistencia a comer. Y, siempre que Eliseo pasaba por allí se detenía a comer en su casa. Ella dijo a su marido:
Me consta que ese hombre de Dios es un santo; con frecuencia pasa por nuestra casa. Vamos a prepararle una habitación pequeña, cerrada, en el piso superior, le ponemos allí una cama, una mesa, una silla y una lámpara, y así, cuando venga a visitarnos, se quedará aquí.
Un día llegó allí, entró en la habitación y se acostó.
Dijo a su criado Guejazí:
– ¿Qué podríamos hacer por ella?.
Guejazí comentó:
– Mira, no tiene hijos, y su marido es ya viejo.
Eliseo dijo:
– Llámala.
La llamó. Ella se quedó junto a la puerta, y Eliseo le dijo:
– El año que viene, por estas fechas, tendrás un hijo en tus brazos.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 88, 2-3. 16-17 . 1 8-19 R.: 2a)

R. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
camina, oh Señor a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R.

Porque tú eres su honor y su fuerza.
y con tu favor realzas nuestro poder.

Porque el Señor es nuestro escudo,
y el Santo de Israel nuestro rey. R.

SEGUNDA LECTURA

Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte,
para que andemos en una vida nueva

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 6, 3-4. 8-11

Hermanos:
¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, nos hemos sumergido en su muerte?
Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.
Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios.
Lo mismo ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.

Palabra de Dios.

Aleluya 1P 2, 9

Ustedes son una raza elegida, un sacerdocio real,
una nación santa;
proclamen las hazañas
del que los llamó a salir de la tiniebla
y a entrar en su luz maravillosa.

EVANGELIO

El que no toma su cruz no es digno de mí.
El que los recibe a ustedes me recibe a mí

• lectura del santo evangelio según San Mateo 10, 37 -42

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
– El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí.

El que trate de salvar su vida la perderá, y el que pierda su vida
por mí la salvará. El que los recibe a ustedes me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá recompensa de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, sólo porque es mi discípulo, les aseguro que no perderá su recompensa.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos al Señor, nuestro Dios. Su misericordia es eterna.

– Para que la Iglesia sea más y mejor comunidad de justos y profetas en medio del mundo, roguemos al Señor.

– Para que los gobernantes encuentren soluciones justas al problema de los marginados en nuestra sociedad, roguemos al Señor.

– Para que nadie caiga en la tentación de despreciar a nadie por su apariencia humilde, roguemos al Señor.

– Para que sepamos acogernos unos a otros, pues es el mismo Cristo quien acoge y a quien acogemos, roguemos al Señor.

Escucha, Señor, la oración de tu pueblo, que espera ser recibido en tu morada eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Comentario al evangelio del domingo de Corpus Cristi

Queridos amigos

 

“Corpus Cristi” o “Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo” es el nombre de la fiesta que hoy celebramos. Su evangelio (Jn 6, 51-58) fundamenta la fiesta de hoy y la del Jueves Santo, cuando Jesús instituyó la eucaristía y el sacerdocio (Lc 22, 19-20). ¿Qué es lo primero que nos viene a la mente cuando decimos Corpus Cristi o Cuerpo y Sangre de Cristo? Les diré lo que, en una lluvia de ideas, dijo un grupo de fieles, en respuesta a la misma pregunta. Misa y procesión…; presencia real y para siempre de Jesucristo con su cuerpo, alma y divinidad; comunión y adoración…; sacramento de fe; memorial de la Pasión y Muerte del Señor; Pan de Vida eterna…

 

Son ideas sugerentes sobre el Corpus Cristi. Ante todo y externamente está la que asocia la Fiesta con la Misa y Procesión, que se celebran desde 1264, en que el Papa Urbano IV la instituyó. Desde entonces no hay fiesta litúrgica que el Pueblo de Dios celebre con tanto fervor y esplendor. ¿Quién no ha oído hablar de la brillante celebración del Corpus Cristi en Ayacucho, o en Toledo (España)? Lo más importante es que este fervor y esplendor quieren ser y son manifestación de la fe viva y del agradecimiento de los fieles a Jesucristo resucitado en la santa hostia. Lo que paseamos en la custodia ¡es Jesucristo en persona! Esta fe del Pueblo de Dios es un hecho innegable.

 

Ver el Corpus Cristi como memorial de la Pasión y Muerte del Señor no es quizá lo más a tono con la fiesta, pero es lo más real y exacto si pensamos en el Jueves Santo y en la Sta. Misa, que son la renovación incruenta del sacrificio de Cristo en la cruz y que piden la participación del sacerdote y de los fieles en ese sacrificio. Pero resulta que la Fiesta del Corpus fue vista desde el principio en otra perspectiva: sin el fondo negro del Viernes Santo y para exaltar y agradecer el amor de Jesús que lo llevó a quedarse con nosotros en la forma de un poco de pan. En este contexto tiene más sentido pensar y celebrar el Corpus como Pan de Vida y como comunión y adoración (Jn 6, 51).

 

El que come el cuerpo de Jesús (Corpus Cristi), permanece en Él y vive de y por Él. Es decir, es asimilado por Jesús, que lo va haciendo a su imagen y semejanza. Todo lo contrario a lo que pasa cuando comemos un manjar, que lo asimilamos y hacemos sangre nuestra. Aunque no lo parezca, en la comunión Jesús lleva la iniciativa. La lleva también en la adoración eucarística, en la que Jesús quiere hablarnos y espera que nosotros le escuchemos. Más que hablarle nosotros. Debiera ser así en la Procesión de Corpus Cristi, en las Horas Eucarísticas y después de toda comunión.

 

Lecturas

SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO

CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

 

PRIMERA LECTURA

Te alimentó con el maná,

que tú no conocías ni conocieron tus padres

Lectura del libro del Deuteronomio  8, 2-3.  14b- 16a

Moisés habló al pueblo, diciendo:

– Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto; para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones: si guardas sus mandamientos o no.

Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo el hombre vive de pan, sino de todo cuanto sale de la boca de Dios.

No te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con serpientes venenosas y alacranes, que en un lugar de sed, sin agua, hizo brotar para ti agua de la roca más dura; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres.

 

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial  Sal  147, 12- 13.  14-15.  19-20  R.: 12a)

 

  1. Glorifica al Señor, Jerusalén.

 

        O bien:

 

        Aleluya.

 

Glorifica al Señor, Jerusalén;

alaba a tu Dios Sión:

que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,

y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.

 

        Ha puesto paz en tus fronteras,

te sacia con flor de harina.

El envía su mensaje a la tierra,

y su palabra corre veloz. R.


Anuncia su palabra a Jacob,

sus decretos y mandatos a Israel;

con ninguna nación obró así,

ni les dio a conocer sus mandatos R.

 

 

SEGUNDA LECTURA

 

El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos,

formamos un solo cuerpo

 

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios  10, 16- 17

 

Hermanos: El cáliz de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?

El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos comemos del mismo pan.

 

Palabra de Dios.

 

Aleluya  Jn  6, 51

 

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo

dice el Señor-;

el que coma de este pan

vivirá para siempre.

 

 

EVANGELIO

 

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida

 

  • Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 51 – 58

 

        En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:

– Yo  soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma       de este pan vivirá para siempre. Y el pan que  yo daré es mi carne para la vida del mundo.

Los judíos se pusieron a discutir entre sí:

– ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?.

Entonces Jesús les dijo:

– Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día.

 

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.

El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre: del mismo modo, el que me come vivirá por mí.

Éste es el pan que ha bajado del cielo: no es como el maná que comieron sus padres y murieron; el que come de este pan vivirá para siempre.

 

Palabra del Señor.

 

Oración de los fieles

 

Oremos a Dios Padre, que da el alimento a todo viviente.

– Por la unión de todos los cristiano en la unidad de la Iglesia de Cristo; para que formemos un solo cuerpo los que comemos de un mismo pan, roguemos al Señor.

– Por la organización eclesial de Cáritas; para que promueva el amor fraterno, la mutua ayuda, y la solidaridad, roguemos al Señor.

– Por los que sufren hambre; para que sepamos compartir con ellos nuestro pan de cada día, anuncio del pan de vida eterna, roguemos al Señor.

– Por nosotros, invitados a la mesa del Señor; para que el plan de la palabra despierte en nosotros el hambre del pan de la eucaristía roguemos al Señor.

 

Escucha, Señor, la oración de tu Iglesia, que observando fielmente el mandato de tu Hijo, celebra el memorial de su obra, hasta que él vuelva. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

 

Comentario al evangelio de la Santísima Trinidad

Comentario al evangelio de la Santísima Trinidad

 

Queridos amigos

 

Hoy es el Día de Nuestro Dios, que es y llamamos Trinidad: Dios Padre-Hijo-Espíritu Santo. Así, todo junto, como si se tratara de una sola palabra, para dar a entender que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, aun siendo tres Personas Divinas distintas, son una sola y misma cosa, un solo y mismo Dios: el Unitrino. Tanto es así que no es correcto decir que en Dios hay tres Personas Divinas, sino que Dios es tres Personas. Justamente las tres Personas de las que habla el evangelio de hoy (Jn 3, 16-18; 5) y nos colman de bendiciones (2Cor 3, 14).

 

De Dios Trinidad sabemos muy poco y lo sabemos gracias a Jesús que nos lo reveló y quiso que todos fuéramos bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28,19). Por miles de años los hombres vivieron creyendo que solo había un dios (caso de los judíos y musulmanes) o muchos dioses (caso de casi todos los demás pueblos). ¿No era eso suficiente? Es lo que hoy piensan muchos, incluso cristianos, para quienes lo que importa es que adoren a un dios, ¿qué más da que sea un dios u otro? Jesús, que vino a poner las cosas en su sitio, no pensó así. Para Él no era suficiente adorar lo que y como uno quiera, sino que hay que creer lo que y como Dios nos ha revelado. Por ejemplo, con el evangelio de hoy: que el Padre Dios nos ama tanto que entregó a su Hijo Único para salvarnos (Jn 3, 16-17), lo que hace por medio del agua y del Espíritu Santo, es decir, por medio del bautismo.

 

Cara a nosotros la Santísima Trinidad es un misterio. Por la plenitud insondable de su infinita perfección, más que porque sea un enigma o un tabú. De hecho el mismo Unitrino quiso revelársenos, dándonos a conocer cómo es Él y mostrándonos el infinito amor que nos tiene. Más aún, quiso hacernos partícipes de su propia vida, en medida tal que se nos hace increíble. La vida eterna (nuestra felicidad) está en conocer al Padre y a quien el Padre ha enviado Jesucristo (Jn 17,3), lo que supone la intervención del Espíritu Santo (1 Cor 12,3). A quien me ame, mi Padre lo amará, y vendremos a Él y pondremos nuestra morada en él (Jn 14,23).

 

El Credo de los Apóstoles nos dice algo de lo mucho que este Dios Trinidad es y hace por medio de cada una de sus Personas. Resumiéndolo, digamos que, en su primera parte, proclamamos al Padre como Creador; en la segunda, al Hijo como Redentor-Salvador y, en la tercera, al Espíritu Santo como Santificador. Hagamos del Credo una oración con la que confesamos nuestra fe trinitaria. No es una recitación sino una proclamación.

 

Lecturas

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

 

PRIMERA LECTURA

 

Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso

 

Lectura del libro del Éxodo  34, 4b-6. 8-9

 

        En aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, como le había mandado el Señor, llevando en sus manos las dos tablas de piedra.

El Señor bajó en la nube y se quedó con el allí, y Moisés invocó el nombre del Señor.

El Señor pasó delante de él y exclamó:

– Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad.

Moisés, al momento, se inclinó a tierra y se postró.

Y le dijo:

-Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque este sea un pueblo testarudo; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como tu herencia.

 

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial  Dn  3, 52. 53. 54. 55. 56

 

  1. A ti gloria y alabanza por los siglos.

 

        Bendito eres Señor, Dios de nuestros padres,

bendito tu nombre santo y glorioso.

 

  1. A ti gloria y alabanza por los siglos.

 

        Bendito eres en el templo de tu santa gloria.

 

  1. A ti gloria y alabanza por los siglos.

 

        Bendito eres sobre el trono de tu reino.

 

  1. A ti gloria y alabanza por los siglos.

 

        Bendito eres tú, que sentado sobre querubines

sondeas los abismos.

 

  1. A ti gloria y alabanza por los siglos.

       

        Bendito eres en la bóveda del cielo.

 

  1. A ti gloria y alabanza por los siglos.

 

 

SEGUNDA LECTURA

 

La gracia de Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo

 

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Corintios  13, 11- 13

 

Hermanos:

Estén alegres, busquen la perfección, anímense; tengan un mismo sentir y vivan en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con ustedes.

Salúdense mutuamente con el beso santo.

Les saludan todos los hermanos en la fe.

La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo permanezca siempre con ustedes.

 

Palabra de Dios.

 

Aleluya  Ap  1, 8

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,

al Dios que es, que era u que viene.

 

EVANGELIO

 

Dios mandó a su Hijo para que el mundo se sale con él

 

  • Lectura del santo evangelio según San Juan 3, 16- 18

 

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo a su único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tenga vida eterna.

Porque Dios no mandó a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él.

El que cree en él no será condenado; por el contrario, el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios

 

Palabra del Señor.


Oración de los fieles

 

Invoquemos ahora, hermanos, a nuestro Padre, que está en los cielos, por nosotros y por todos los hombres.

 

– Por la santa Iglesia: para que conducida por el Espíritu del Señor, sepa reconocer en la vida de cada día los signos que revelan la presencia de Dios, roguemos al Señor.

 

– Por los gobernantes: para que la paz y la prosperidad se fundamenten en la justicia y la libertad, roguemos al Señor.

 

– Por la juventud de nuestro tiempo, insatisfecha e inquieta: para que sus intuiciones y esfuerzos sean tomados enserio, y se procure salirles al encuentro, roguemos al Señor.