Liturgia

Comentario al evangelio del domingo 06.08.2017 o 18 TO

Queridos amigos

El evangelio de hoy nos lleva a contemplar la Transfiguración del Señor (Mt 17, 1-8). Nos hace subir al monte Tabor con los apóstoles Pedro, Santiago y Juan, y nos hace ver cómo Jesús va cambiando de apariencia, Él y su ropa. “Su cara brillaba como el sol y su ropa se volvió blanca como la luz”. Un nuevo asombro: “… Moisés y Elías, en persona, están hablando con Jesús”. ¡Quedémonos aquí para siempre!, grita Pedro, extasiado y como fuera de sí. Esto es el acabose, piensa cuando caen en tierra al oír la voz de Dios desde la nube. La Transfiguración de Jesús la traen también, con ligeras variantes, Mc (9, 2-10) y Lc (8.28-35). Y la han analizado, desde todos los ángulos, miles de biblistas y comentaristas, de todos los tiempos y lugares, lo que nos habla de su importancia.

Para Jesús la Transfiguración entraña ante todo dos cosas: 1, es la mayor de sus epifanías o revelaciones de quién es Él, y 2, es un anticipo de su resurrección y gloria en el cielo. 1. Epifanías de quién es Jesús hay muchas y elocuentes en los evangelios, pero la de la Transfiguración es integral, ya que manifiestan quién es Él: la naturaleza (al poner a su disposición las leyes físicas); la historia (al presentarse como sus servidores el Gran Moisés, amigo de Dios y pastor de su pueblo, y Elías, el gran profeta y refundador de Israrel); y el Padre Dios (al ratificar que Jesús es su muy querido Hijo y que hay que escucharle = cumplir lo que Él diga). 2. La otra cosa que la Transfiguración entraña es que es una anticipación y pregusto de lo que Jesús será y cómo parecerá al resucitar y estar en la gloria de Dios Padre. Gloria con la que vendrá y le veremos en su segunda llegada.

En relación con nosotros Jesús se transfigura; 1, para animar y reforzar nuestra fe, que a veces tambalea; 2, para darnos ejemplo de cómo también nosotros podemos cambiar y transformarnos, y 3, para hacernos ver que un día brillará la luz que somos y que ahora está opacada por el cuerpo. Voy a referirme sólo al efecto nº 1 de la Transfiguración

Unos días antes de su Transfiguración, Jesús había anunciado a los apóstoles y a la gente que se acercaba su fin: que las autoridades judías lo iban a matar…, que habría de sufrir mucho (Mt 16,21). La noticia conmocionó tan negativamente a los apóstoles, a Pedro en especial, que Jesús sintió la necesidad de hacer algo extraordinario para revertir la situación. Algo que, cuando pasase lo peor (su pasión y muerte en la cruz), recordasen más allá de las apariencias, quién era realmente Él. Algo que reafirmase su (y nuestra) fe y confianza en Jesús, pese a todo. Ese algo fue la Transfiguración, que fundamenta nuestra fe en Jesús por encima de todo.

Lecturas

La Transfiguración del Señor

Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel (7,9-10.13-14):

Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

    Palabra de Dios.

Salmo  Sal 96
R/.
 El Señor reina, altísimo sobre la tierra
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono. R/.

Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R/.

Porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses. R/.

 

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta de Pedro (1,16-19):

Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que habíamos sido testigos oculares de su grandeza. Él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: «Éste es mi Hijo amado, mi predilecto.» Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada. Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (17,1-9):

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.»
Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: «Levantaos, no temáis.»
Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»

Palabra del Señor

Comentario al evangelio del domingo 30.07 o 17 TO

Queridos amigos:

Como ustedes saben Jesús habló del Reino de Dios en Parábolas. Nunca lo definió, pero, sí, de un modo sencillo, como quien cuenta historietas, nos fue dando algunos detalles del mismo. Según lo dicho en los dos anteriores domingos, el Reino de Dios se nos presenta pequeño en un principio (“grano de mostaza”, “puñado de levadura: Mt 13, 31-33), lleno de buenas semillas (“sembrador”: Mt 4, 1-8`), poblado por buenos y malos (“el trigo y la hierba mala”: Mt 13, 24-30.36-43). A estos detalles del Reino hay que añadir los que Jesús nos dice en el evangelio de hoy (Mt 13, 44-52), al comparar el Reino de Dios con un tesoro, una perla preciosa, una red barredera y un arcón. Veamos someramente esos detalles.

Las parábolas del tesoro y la perla preciosa nos aseguran que el Reino de Dios tiene un valor incalculable. Tan grande que Jesús quiso relievarlo dedicándole dos parábolas. ¿Es tan invalorable para nosotros? Resulta increíble que poseyendo un tesoro tan grande o una perla de tantos quilates, no saltemos de contento ni nos sintamos como millonarios ni lo protejamos para no perderlo. Sin duda, nuestra desgana y desmotivación de cristianos, nuestras flaquezas y caídas, se deben a que el Reino de Dios no tiene en nosotros el mordiente que debiera, el atractivo y la seducción que merecen.

La parábola de la red barredera, que recoge toda clase de peces, pareciera apuntar a lo mismo que la del “trigo y la hierba mala”: en el Reino de Dios hay toda clase gentes… Jesús quiso insistir en este punto y en la idea de que los buenos tienen que servir de ejemplo a los malos. Por lo que hace una red barredera, la parábola nos estaría diciendo que el Reino de Dios no discrimina a nadie a la hora de “pescar…”  Como las redes barrederas, “los pescadores de hombres” (los apóstoles y nosotros) tenemos que recoger toda clase de peces y de cosas… La selección la harán Dios y sus ángeles en el juicio.

La parábola del arcón (Mt 13, 52) la solemos pasar por alto, pero es de la mayor importancia, sobre todo en nuestros días. Nos dice que el Reino de Dios es para todos los tiempos y circunstancias. En su arcón (= la Palabra de Dios y la Tradición) hay de todo lo que necesita el mundo en cada época. Corresponde a los cristianos sacar del arcón lo que más conviene. En la nuestra, cuanto, por ejemplo, se refiere a la dignidad de la persona, a la verdad y la libertad, al valor de la vida, a la Nueva Evangelización…

LECTURAS

DOMINGO XVII

DEL TEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

 

Pediste discernimiento

Lectura del primer libro de los Reyes 3, 5.  7- 12

 

  En aquellos días, el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo:

– Pídeme lo que quieras.

Respondió Salomón:

– Señor, Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no se desenvolverme. Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable, innumerable. Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso?.

Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello, y Dios le dijo:

– Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni riquezas, ni la vida de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y gobernar, te concederé lo que me has pedido: te doy un corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti.

 

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial Sal 118,  57 y 72. . 76-77. 127-128. 129-130  (R.: 97a)

 

  1. ¡Cuánto amo tu voluntad, Señor!

 

        Mi herencia es el Señor;

he resuelto guardar tus palabras.

Más estimo yo los preceptos de tu boca

que miles de monedas de oro y plata. R.

 

        Que tu bondad me consuele,

según la promesa hecha a tu siervo;

cuando me alcance tu compasión, viviré,

y mis delicias serán tu voluntad. R.

 

        Yo amo tus mandatos

más que el oro purísimo;

por eso aprecio tus decretos

y detesto el camino de la mentira. R.

Tus preceptos son admirables,

por eso los guarda mi alma;

la explicación de tus palabras ilumina,

da inteligencia a los ignorantes. R.

 

SEGUNDA LECTURA

 

Nos predestinó a ser imagen de su Hijo

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos  8,  28-30

 

        Hermanos:

Ya sabemos que todo contribuye para bien de los que aman a Dios: a los que ha llamado conforme a su designio.

A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos.

A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justifico; a los que justificó, los glorificó.

 

Palabra de Dios.

 

Aleluya  Cf.  Mt 11, 25

 

Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra,

porque has revelado los secretos del reino

a la gente sencilla.

 

EVANGELIO

 

Vende todo lo que tiene y compra el campo

 

  • Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 44- 52

 

        En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:

– El reino de los se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.

El reino de los Cielos se parece también a un comerciante que busca perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.

El Reino de los Cielos se parece también a la red que se echa al mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la sacan a la orilla y, sentándose, recogen en canastos los buenos y tiran los malos. Lo mismo sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

¿Entienden bien todo esto?.

Ellos le contestaron:

– Si.

Él les dijo:

– Ya ven, un maestro de la Ley que entiende del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que va sacando de sus tesoros lo nuevo y lo antiguo.

 

Palabra del Señor.

 

Oración de los fieles

 

Oremos a Dios padre con confianza filial.

 

– Por los que han recibido la misión de anunciar el Evangelio del reino de Dios y de educar en la fe a los creyentes, roguemos al Señor.

 

– Por todos los que han descubierto lo realmente importante en su vida y por ello han renunciado generosamente a todo lo demás, roguemos al Señor.

 

– Por los que no se sienten capaces de optar por los bienes del reino de Dios, roguemos al Señor.

 

– Por todos nosotros, llamados a descubrir el tesoro escondido, la perla de gran valor, y preferir sobre todo el reino de Dios, roguemos al Señor.

 

Que te agraden, Señor, nuestras súplicas, como te agradó la plegaria del rey Salomón. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Comentario al evangelio del domingo 23. 07. 2017 o 16 TO

La parábola del buen trigo y la cizaña (Mt 13, 24-43) es otra parábola campesina, que como la del sembrador, Jesús nos hace el favor de explicarla. A continuación nos cuenta las parábolas del grano de mostaza y de la levadura. Las tres, como la del sembrador que vimos el domingo pasado, se refieren al Reino de Dios, que es la Buena Nueva, que Jesús vino a proclamar y hacer realidad en este mundo (Mc 1, 14-15). Y del que tú y yo somos al mismo tiempo “siembra” y “sembradores”.

 

La parábola del buen trigo y la cizaña toca el tremendo problema de la existencia del mal en el Reino de Dios (y en el mundo). Aparentemente se estaría refiriendo al origen del mal, a su permanencia y a su final. ¡¿Cómo es posible que siendo Dios bueno, exista el mal en su creación y en su Reino?! Lamentablemente para nosotros, Jesús no ha querido darnos una respuesta profunda y convincente del por qué existe el mal en el mundo. Sólo ha querido decirnos que en el Reino de Dios hay y habrá ciudadanos buenos y malos, dependiendo del buen o mal uso que hagan de su libertad (Mt  13, 37-43).

 

Las parábolas del grano de mostaza y del puñado de levadura (Mt 13, 31-33), aunque ambas se refieran a lo mismo – que el Reino de Dios empieza siendo pequeño-, tienen sus particularidades. Veamos la del grano de mostaza (planta gramínea). El Reino de Dios es pequeño como un grano de mostaza, pero, como él, tiene vida, una gran fuerza interna que lo hace crecer y crecer, hasta convertirse en un arbusto, en cuyas ramas anidan confiados los pajarillos. Así es el Reino de Dios (y la iglesia), viene a decir Jesús, que ha crecido hasta alcanzar los límites del universo, hasta hacerse universal o católico, que es el significado primero de católico. Tanto es así que no se puede ser cristiano sin ser católico,

 

La parábola de la levadura enseña que el Reino de Dios es como un poco de levadura. La mujer que amasa un pancito mete dentro de la masa un poco de levadura y el pancito se esponja y crece hasta convertirse en un pan grande y rico.  Es lo que hace el Reino de Dios en el mundo y en cada uno de nosotros: actuando como fermento hace crecer nuestra fe, esperanza y caridad, así como los llamados valores del Reino: amor, paz, justicia, libertad, solidaridad. Además, como la levadura se hace parte del pan, así el Reino de Dios se hace parte del mundo, se encarna en él para transformarlo. Nuestra tarea de cristianos es la de actuar como buena levadura en el mundo, para cambiarlo a mejor.

LECTURAS

DOMINGO XVI

DEL TIEMPO ORDINARIO

 PRIMERA LECTURA

 

En el pecado das lugar al arrepentimiento

 

Lectura del libro de la sabiduría  12 13.  16- 19

 

Fuera de ti, no hay otro dios que cuide de todo, ante quien tengas que justificar tu sentencia.

Tu poder es principio de justicia, y tu soberanía universal te hace perdonarlos a todos.

Tú demuestras tu fuerza a los que dudan de tu gran poder, y confundes el atrevimiento de los que no lo conocen.

Tú poderoso soberano, juzgas con bondad y nos gobiernas con gran misericordia, porque puedes hacer cuanto quieres.

Obrando así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser compasivo,

y diste a tus hijos la dulce esperanza porque, después del pecado das lugar al arrepentimiento.

Palabra de Dios.

 

 

Salmo responsorial  Sal  85, 5-6.  9- 10. 15- 16a  (R.: 5a)

 

  1. Tú, Señor, eres bueno y clemente.

 

Tú, Señor, eres bueno y clemente,       rico en misericordia con los que te invocan.

Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica. R.

 

Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre: Grande eres tú, y haces maravillas;

tú eres el único Dios. R.

 

Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal, mírame, ten compasión de mí. R.

 

SEGUNDA LECTURA

El Espíritu intercede con gemidos

que no se pueden expresar con palabras


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos  8,  26 -27

 

        Hermanos:

El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos orar como es debido, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no se pueden expresar con palabras.

Por su parte Dios, que examina los corazones, sabe cuál es el deseo de ese Espíritu, que intercede por los creyentes según la voluntad de Dios.

 

Palabra de Dios.

 

 

Aleluya   Cf.  Mt  11, 25

 

Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra,

porque has revelado los secretos del reino

a la gente sencilla

 

 

EVANGELIO

 

Déjenlos crecer juntos hasta la cosecha

 

  • Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 24- 43

 

        En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente:

– El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los trabajadores a decirle al amo:

“Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde  sale la cizaña?”.

Él les dijo:

“Un enemigo lo ha hecho”.

Los trabajadores le preguntaron:

“¿Quieres que vayamos a arrancarla?”.

Pero él les respondió:

“No, porque, al arrancar la cizaña, podrían arrancar también el trigo. Déjenlos crecer juntos hasta la cosecha y, cuando llegue la cosecha, diré a los que han de recogerla:

“Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y el trigo almacénenlo en mi granero”.

 

Palabra del Señor.


Oración de los fieles

 

Oremos al Señor, nuestro Dios. El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, para que pidamos lo que nos conviene.

 

– Para que las comunidades cristianas acepten con paciencia y humildad el crecimiento lento, difícil del reino de Dios en el mundo, roguemos al Señor.

 

– Para que nadie caiga en la tentación de dividir el mundo en buenos y malos, con visión simplista, y todos comprendan que el trigo y la cizaña crecen juntos también dentro de cada uno, roguemos al Señor.

 

– Para que nadie se sienta excluido por nuestra intolerancia, roguemos al Señor.

 

– Para que respetemos el juicio de Dios y no llamemos cizaña a lo que puede ser trigo, roguemos al Señor.

 

Escucha, Señor, la oración inefable del Espíritu Santo, que ora con nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Comentario del evangelio del domingo 16. 07. 2017 o 15º TO

Queridos amigos:

 

Lo mejor que tiene la Parábola del Sembrador (Mt 13, 1-23) es que la explica el mismo Jesús. Da por sobrentendido que el Sembrador es Dios (y Jesús y tú y yo), que la semilla es la Palabra de Dios (el Reino de Dios, la fe, los valores, un buen ejemplo, una sonrisa, etc.), y que los terrenos son las personas. Da también por supuesto que la semilla es buena y que el sembrador es también bueno, además de conocedor de su oficio y trabajador. Supuesto todo esto Jesús explica que hay cuatro clases de terreno (de personas, familias, Instituciones) y cómo cae la semilla y cuánto produce en cada uno. (Entre paréntesis, uno se pregunta si no es dar por supuesto demasiado, pues por ejemplo muchas veces sembramos cizaña en vez de buen trigo y no somos tan buenos sembradores).

 

Los cuatro terrenos de los que Jesús habla son: los caminitos transitados por los que todos pasan, los terrenos pedregosos, los llenos de espinos y los de tierra buena. Y corresponden respectivamente a las personas “superficiales” (en las que las semillas se las comen los pájaros (el Maligno) antes de que penetren; las personas “áridas”, por su inconsistencia e inconstancia en el obrar; las “preocupadas”, por los afanes y las seducciones de la vida; y “las buenas”, que dan fruto del 30, 60 ó 100 %. No habla de los terrenos (personas) pura roca o graníticos (los corruptos, los ateos y agnósticos militantes), que no sólo no acogen la Palabra de Dios sino que la rechazan y atacan.

 

Clasificar los terrenos y señalar las personas que los representan puede parecer interesante, pero lo que realmente interesa es saber el fruto que pueden dar: su cantidad y calidad. Porque la Palabra de Dios sembrada no puede no dar fruto. ¿Cuál es el fruto que el Señor espera que demos? Por sus frutos los conocerán, dice el Señor en otra parte (Mt 7,16). No bastan las buenas palabras e intenciones. Tenemos que dar frutos buenos, abundantes y duraderos. Como los llamados frutos del Espíritu Santo (Gal 5, 22-23). Pero sobre todo, tenemos que buscar el Reino de Dios y su justicia, construir el Reino de Dios, pese a todo. Y hacer que la fe venza a la incredulidad y que arraigue y profundice, no obstante las dificultades y las vicisitudes por las que uno tenga que pasar.

 

Ciertamente la Palabra de Dios, que es la semilla que el sembrador siembra, es ante todo Jesucristo. Conocerlo, amarlo y hacerlo crecer en nosotros; así como darlo a conocer a los demás para que crezca en ellos y cambie sus vidas, es el fruto que se espera de nosotros.

Lecturas

DOMINGO XV

DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA
La lluvia hace germinar la tierra

Lectura del libro de Isaías 55, 10- 11
Así dice el Señor:
Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, si no que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 64, 10. 11. 12-13. 14 (R.: Lc 8, 8)

R. La semilla cayó en tierra buena y dio fruto.9

Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida; la acequia de Dios va llena de agua, preparas los trigales. R.

Riegas los surcos, igualas los terrones, la ablandas con tu lluvia, la bendices sus brotes. R.

Coronas el año con tus bienes, tus caminos derraman abundancia; germinan los pastos del desierto, y las colinas se engalanan de alegría. R.

Las praderas se cubren de rebaños, y los valles se visten de trigales, que aclaman y cantan R.

SEGUNDA LECTURA

La creación, expectante, está aguardando la plena manifestación

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 8, 18- 23

Hermanos:
Sostengo que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración no por su voluntad, sino por aquel que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vea liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto.
Y no sólo ella; también nosotros que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.

Palabra de Dios.

Aleluya

La semilla es la palabra de Dios, el sembrador es Cristo;
quien lo encuentra vive para siempre.

EVANGELIO

Salió el sembrador a sembrar

• Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 1- 23

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas.
Les decía: Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte de la semilla cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron.
Otras terminaron en camino pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotaron en seguida; pero en cuanto salió el sol, se marchitaron y por falta de raíz se secaron.
Otras cayeron entre espinos, que crecieron y las ahogaron.
El resto cayó en tierra buena y dio fruto: unas, ciento; otras, sesenta y otras, treinta.
¡El que tenga oídos que oiga!
Se le acercaron los discípulos y le preguntaron:
– ¿Por qué les hablas en parábolas?.
Él les contestó:
– A ustedes se les ha concedido conocer los secretos del reino
de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que no tiene. Por eso

les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías:

“Oirán con los oídos sin entender;
mirarán con los ojos sin ver;
porque está endurecido el corazón de este pueblo,
son duros de oído, han cerrado los ojos;
para no ver con los ojos, ni oír con los oídos,
ni entender con el corazón,
ni convertirse para que yo los cure”.

¡Dichosos ustedes porque sus ojos ven y sus oídos oyen! yo les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ven ustedes y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron.
Escuchen, pues, lo que significa la parábola del sembrador:
Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que a escucha y la acepta enseguida con alegría; pero tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre espinos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno.
Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos al Señor, nuestro Dios.

– Por todos los que en la Iglesia reciben la misión de sembrar la palabra de Dios, roguemos al Señor.

– Por los profesionales de la enseñanza, de los medios de comunicación social, responsables de la siembra inmensa de la palabra, roguemos al Señor.

– Por los organismos interesados en la agricultura para procurar la solución justa y eficaz de los problemas urgentes del campo, roguemos al Señor.

– Por nosotros, que un día y otro escuchamos la palabra de Dios, roguemos al Señor.

Escucha, Señor, la oración de tu Iglesia, que quiere hacer suyos los anhelos de toda la humanidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Comentario al evangelio del domingo 09.07.2017 o 14 TO

Queridos amigos

 

El evangelio de hoy (Mt 11, 25-30) contiene una oración, un testimonio y una invitación. Todo ello formando una unidad que hace de este breve texto uno de los más bellos y significativos del Nuevo Testamento. No dejen de releerlo. Veamos ante todo la oración. Es muy breve, y también por eso modelo de oración. A Jesús, hombre y maestro de oración, le brotó espontáneamente, gozosamente. Como nos brota a nosotros un ¡viva! cuando estamos contentos. Padre, te doy gracias, exclama Jesús, porque amas a los pobres y les revelas tu corazón, más que a “los sabios y entendidos”.

 

El testimonio que Jesús da de sí mismo muestra quién es Él y la conciencia que tiene de su persona. Él es el Hijo (del Padre Dios) y mantiene con el Padre una estrecha relación: 1º, conoce muy bien al Padre, que ha puesto todo en sus manos; y 2º, revela al Padre, lo da a conocer, a cuantos creen en el Hijo y le abren su corazón y le siguen llenos de confianza (Mt 26-27). Lo que más anhela Jesús es que todos conozcan y amen al Padre Dios, tanto que para lograrlo Él mismo se hace camino, el camino verdadero que lleva a la Vida (Jn 14, 6). Que Jesús es Hijo de Dios y Dios su Padre, es parte del misterio (de la Santísima Trinidad) que nos revela, y que los sencillos y los humildes acogen con mayor fe que “los sobrados” de este mundo.

 

La invitación que Jesús hace es fruto de la oración que elevó a su Padre pensando en los pobres. Vengan a mí, les dice y nos dice, cuantos, corporal y espiritualmente, están cansados y agobiados, y yo les aliviaré. La invitación es conmovedora y está llena ternura y de compasión efectiva. Le sirve para continuar dando testimonio de Sí mismo, aunque ahora en el plano humano: soy manso y humilde de corazón. El aprendan de Mi nos presenta a Jesús como modelo de vida  –algo para lo que vino a este mundo- , pero al mismo tiempo inspirando confianza al mostrarse cercano y accesible. Admira y atrae la naturalidad con la que dice “aprendan de Mi”… En una sociedad necesitada de paradigmas, Jesús se presenta como tal. Ojalá tengamos el coraje de imitarlo.

 

Lo que Jesús dice del yugo merece párrafo aparte. Sin duda los yugos que salían de la pequeña carpintería de José  -además de taburetes y mesas-, tenían fama de ligeros y suaves. Jesús recuerda los comentarios que sus paisanos hacían y lo a gusto que las yuntas de bueyes se sentían con esos yugos al arar el campo. Y se le ocurre la comparación: mi yugo (sus enseñanzas) son como un yugo ligero y suave. Cárguenlo con confianza y sentirán que todo se les hace más llevadero. Hagamos la prueba.

 

Lecturas

DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO

 

PRIMERA LECTURA

Mira a tu rey que viene a ti modesto

 

Lectura de la profecía de Zacarías  9. 9-10   

 

        Así dice el Señor:

Alégrate, hija de Sión;  canta hija de Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti justo y victorioso; humilde y cabalgando en un pollino, cría de una burra.

Destruirá los carros de guerra de Efraín,  los caballos de Jerusalén, romperá los arcos guerreros, dictará la paz a las naciones; dominará de mar a mar, del Gran Río hasta los extremos de la tierra.

 

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial Sal 144, 1-2. 8-9. 10-11. 13cd-14 (R.: Cf.1)

 

  1. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

 

        Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;

bendeciré tu nombre por siempre jamás.

Día tras día, te bendeciré

y alabaré tu nombre por siempre jamás. R.

 

        El Señor es clemente y misericordioso,

lento a la cólera y rico en piedad;

el Señor es bueno con todos,

es cariñoso con todas su criaturas. R.

 

        Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,

que te bendigan tus fieles;

que proclamen la gloria de tu reinado

que hablen de tus hazañas. R.

 

        El Señor es fiel a sus palabras,

bondadoso en todas sus acciones.

El Señor sostiene a los que van a caer,

endereza a los que ya se doblan. R.


SEGUNDA LECTURA

 

Si con el Espíritu dan muerte a las obras del cuerpo, vivirán

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos  8,9.  11- 13

 

Hermanos:

Ustedes no están sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el espíritu de Dios habita en ustedes. el que no tiene el espíritu de Cristo no es de Cristo.

Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús dará nueva vida a sus cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en ustedes.

Así, pues, hermanos, estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Si ustedes viven según la carne, morirán.

Al contrario, si hacen morir las obras de la carne según el Espíritu, entonces vivirán.

 

Palabra de Dios.

 

Aleluya  Cf. Mt  11, 25

 

Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra,

porque has revelado los secretos del reino

a la gente sencilla.

 

EVANGELIO

 

Soy manso y humilde de corazón

 

  • Lectura del santo evangelio según san Mateo 11,  25- 30

 

        En aquel tiempo, exclamó Jesús:

Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre así te ha parecido mejor.

Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.

 

Palabra del Señor.


Oración de los fieles

 

Oremos al Señor, nuestro Dios. Él es bueno con todos, misericordioso.

 

– Para que la Iglesia no caiga en la tentación de los medios poderosos, y en su debilidad se manifieste el poder de Dios, roguemos al Señor.

 

– Para que las naciones rehúsen eficazmente el empleo de la fuerza en la solución de los conflictos, roguemos al Señor.

 

Para que cuantos se sienten cansados, agobiados, por tanta pesadumbre, encuentren en todos alivio y descanso, roguemos al Señor.

 

– Para que aprendamos de Cristo la mansedumbre y la humildad de corazón, llevando unos las cargas de los otros, roguemos al Señor-

 

Concédenos, Señor, el fruto del Espíritu, que, es amor, alegría, paz, comprensión, amabilidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.