Liturgia

Comentario del evangelio del domingo 28.04 o 2º de Pascua

Según el Diario de Sta. Faustina Kowalska, vidente del Señor de la Divina Misericordia, fue el mismo Señor quien pidió que su Fiesta fuera celebrada en el Primer Domingo después de Pascua. “En ese día, las profundidades de mi misericordia estarán abiertas para todos… En ese día, “quien se confiese y comulgue obtendrá el completo perdón de sus pecados y del castigo merecido” (Diario 699). El 2º Domingo de Pascua fue siempre en la Iglesia un Día Grande, ante todo por ser la octava de la Resurrección del Señor. “Como si ahora hubiéramos nacido…” (1 Pe 2,2).

El evangelio (Jn 20, 19-31) cuenta que, en la tarde del día de su Resurrección, Jesús instituyó el Sacramento del Perdón, que es la inclinación más profunda de Dios al hombre caído (para levantarlo), como dijo San Juan Pablo II.  Al Señor Resucitado le cae perfecto el sobrenombre de Señor de la Divina Misericordia, pues es como se muestra después de su Resurrección: Todo Misericordia.

“Rico en Misericordia”, 1º con los apóstoles, al desearles repetidamente la paz. ¡El Shalom (saludo judío de paz y bien), debió sonarles a música celestial! No había reproche (por su huida en el Viernes Santo), sino los sentimientos y los buenos deseos del amigo y Maestro, que les tendía las manos, mientras ellos se iban llenando de alegría, de valor, de ganas de ser verdaderos apóstoles y testigos de su Resurrección. 2º con todos los hombres y mujeres del mundo, al dar a los apóstoles el poder de perdonar, instituyendo para siempre, el Sacramento del Perdón. Memoricemos la cita (Jn 20, 23). 3º con la Iglesia, comunidad de apóstoles y fieles.

Fue el Espíritu Santo, quien resucitó a Jesús (Rom 8,11), dejando una cruz y un sepulcro vacíos. Él lo devolvió a la vida para ser “el Señor”, pero también para ser, entre nosotros “el Señor de la Misericordia”, de modo que atraídos por su amor, no vivamos ya para nosotros sino para Él. Es lo más importante del hecho histórico de la Resurrección y es lo que más conmovió a los apóstoles. Les emocionó tocar a Jesús y saber que era real, pero les emocionó aún más la experiencia de fe que los envolvió y los sedujo. La convicción de que Jesús estaba vivo y, por su amor misericordioso, de nuevo con ellos. ¡¿Quién o qué los podría apartar ya del amor de Cristo?! (Rom 8,35).

Es la clase de experiencia de fe y de confianza en su divina misericordia que tenemos que hacer nosotros: para vivir sin miedo y para cambiar a mejor las cosas. Es la clase de experiencia que ha hecho el Papa Francisco, quien no se cansa de hablarnos de la misericordia de Dios, invitándonos a confiar ilimitadamente en ella.

LECTURAS

DOMINGO II DE PASCUA

PRIMERA LECTURA

Crecía el número de los creyentes, tanto hombres como mujeres, que se adherían al Señor.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 12- 16

        Los Apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo.

Los fieles se reunían de común acuerdo en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a unírseles, aunque el pueblo hablaba muy bien de ellos; y crecía cada vez más el número de los creyentes, tanto hombres como mujeres, que se adherían al Señor.

La gente sacaba los enfermos a la calle, y los ponía en catres y camillas, para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cubriese a alguno de ellos.

Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén, llevando enfermos y poseídos por espíritus inmundos, y todos quedaban sanos.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial  Sal  117, 2- 4.  22 – 24.  25 – 27a  (R.: 1)

  1. Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

        Diga la casa de Israel:

eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón:

eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor:

eterna es su misericordia. R.

La piedra que desecharon los arquitectos

es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho,

ha sido un milagro patente.

Éste es el día en que actuó el Señor:

sea nuestra alegría y nuestro gozo.  R.

        Señor, danos la salvación;

Señor, danos prosperidad.

Bendito el que viene en nombre del Señor,

los bendecimos desde la casa del Señor;

el Señor es Dios, él nos ilumina. R.

Estaba muerto y, ya ves, vivo para siempre

Lectura del libro del Apocalipsis  1, 9 -11ª.  12 -13.  17 -19

        Yo, Juan, hermanos de ustedes y compañero en la tribulación, el reino y la espera perseverante en Jesús, estaba desterrado en la Isla de Patmos, por haber predicado la palabra de Dios y haber dado testimonio de Jesús.

Caí en éxtasis en el día del Señor y oí a mis espaldas una voz potente, como de trompeta, que decía:

– Lo que veas escríbelo en un libro, y envíalo a la siete Iglesias que están en Asía.

Me di vuelta para ver quien me hablaba, y, al hacerlo, vi. siete candelabros de oro, y en medio de ellos una figura humana, vestida de larga túnica, y llevaba cinturón de oro a la altura del pecho.

Al verlo, caí a sus pies como muerto.

Él puso la mano derecha sobre mí y dijo:

No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo para siempre, y tengo las llaves de la muerte y del abismo.

Escribe, pues, lo que has visto, lo que está sucediendo y lo que ha de suceder en el futuro..

Palabra de Dios.

Aleluya Jn 20,  29

Porque has visto, Tomás, has creído,

-dice el Señor-.

Dichosos los que crean sin haber visto.

EVANGELIO

A los ocho días, llegó Jesús

        Lectura del santo Evangelio según san Juan  20,  19- 31

        Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en eso entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

– Paz a ustedes.

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

– Paz a ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo

Y dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:

Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos.

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos les decían:

– Hemos visto al Señor.

Pero él les contestó:

– Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado. no lo creo.

A los ocho días, estaban los discípulos de nuevo reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:

– Paz a ustedes.9

Luego dijo a Tomás:

Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

Contestó Tomás:

– ¡Señor mío y Dios mío!

Jesús le dijo:

¿Porqué has visto has creído? Dichosos los que creen sin haber visto.

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos a Dios Padre, por Jesucristo, su Hijo, resucitado de entre los muertos, que vive para siempre, intercediendo por nosotros.

– Por la Iglesia, comunidad de los creyentes en Cristo; para que lo sea  cada día más, y así irradie al mundo entero la alegría de la Pascua, roguemos al Señor.

– Por todos los pueblos, por todas las naciones; para que la paz de Cristo, soplo del Espíritu Santo, apague los odios, disipe los recelos y promueva un orden nuevo de convivencia, roguemos al Señor.

– Por lo que buscan y aún no han llegado a la fe; para que tengan la dicha de poder creer sin, ver, roguemos al Señor.

– Por nosotros, aquí reunidos: para que seamos creyentes, más creyentes, mejores creyentes, roguemos al Señor.

Escucha, Señor, nuestras súplicas; son la oración de tu Iglesia, reunida en el nombre de tu Hijo Jesucristo, en quien creemos, a quien proclamamos resucitado de entre los muertos, que vive y reina por los siglos de los siglos.

 

 

Comentario del evangelio del domingo de ramos

Queridos amigos:

Domingo de Ramos da inicio y resume en su celebración a la Semana Santa con su Triduo Sacro (Jueves, Viernes y Sábado Santos). Como recordarán, los dos componentes esenciales del Misterio Pascual, que celebramos en esta semana, son la Muerte y la Resurrección de Jesús. El evangelio de la bendición de los ramos y entrada triunfal de Jesús en Jerusalem (Lc 19, 28-40), celebra el éxito del Señor, que llegará a su clímax en el Domingo de Pascua con la Resurrección. El evangelio de la misa que sigue a la procesión de los ramos -evangelio de la Última Cena (Lc 22, 14-23.56)-, cuenta el aparente fracaso de Jesús, que, unos días después, se concretará en su Pasión y Muerte.

Domingo de Ramos es un día tristealegre: alegre por las cosas que de hecho pasan y triste por las consecuencias que se presagian. Hoy es hoy, viene a decir Jesús, y aunque sabe muy bien todo lo que le espera, quiere darse un día de gloria, como lo hizo en la Transfiguración (Mc 9, 2-10). Un día que sea al mismo tiempo una gran y nueva oportunidad para que su pueblo recapacite y lo acepte como el Mesías esperado. Estaba escrito que el Mesías entraría en Jerusalén montado en un borriquillo (= un cadillac de hoy), entre gritos de júbilo y agitar de palmas (Is 62,11; Za 9, 9). Es lo que hace Jesús, con harto escándalo de los fariseos, que le reprochan el hacerse pasar por el Mesías, y le exigen que haga callar a la gente que le aclama. La respuesta de Jesús no se hizo esperar, tajante: “si estos callan, gritarán las piedras”.

Desde entonces los cristianos venimos celebrando esta entrada triunfal de Jesús en Jerusalem. Una buena ocasión para reconocerlo como nuestro Rey y Señor. Una buena ocasión también para vivir con las actitudes que nos muestra: 1. Hacer las cosas que tenemos que hacer, sin temor a lo que vendrá; 2. Dar siempre a los demás oportunidades para el cambio; y 3. Manifestar públicamente nuestra condición de cristianos.

Las palmas y ramos hacen que este domingo se llame de Ramos. Los elevamos y agitamos para manifestar públicamente nuestra fe (que se vea) y para mostrar comunitariamente nuestra caridad (que se sienta). Los bendecimos para que se conviertan en un sacramental, es decir en signo sensible de nuestra fe en el Señor y de su favor por nosotros. Es por ambas cosas que los colocamos detrás de la puerta de la casa, para que el Señor la defienda y nos defienda; y para que recordemos nuestros compromisos.

LECTURAS

DOMINGO DE RAMOS

EVANGELIO PARA LA PROCESIÓN DE LAS PALMAS

        Lectura del santo Evangelio según san Lucas  19, 28- 40

En aquel tiempo Jesús acompañado de sus discípulos caminaba        delante, subiendo a Jerusalén.

Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, mandó a dos de sus discípulos, diciéndoles:

– Vayan al pueblo que está enfrente; al entrar, encontrarán un burrito atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo. Y si alguien les pregunta:

“¿Por qué lo desatan?”, contéstenle: “El Señor lo necesita”.

Ellos fueron y lo encontraron como les había dicho. Mientras desataban el burrito, los dueños les preguntaron:

-¿Por qué lo desatan?

Ellos contestaron:

-El Señor lo necesita.

Luego llevaron el burrito adonde estaba Jesús y, poniendo sobre él sus mantos, le ayudaron a montar.

Según iba avanzando, la gente alfombraba el camino con los mantos.

Y, cuando se acercaba ya la bajada del monte de los Olivos, la multitud de los discípulos, entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos, por todos los milagros que habían visto, diciendo:

– ¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor!

Paz en el cielo y gloria en las alturas.

Algunos fariseos que se encontraban entre la multitud le dijeron:

– Maestro, reprende a tus discípulos.

Él replicó:

– Les aseguro que, si estos callan, gritarán las piedras.

Palabra del Señor

LECTURAS MISA

PRIMERA LECTURA de Isaías  50, 4 -7

Mi Señor me ha dado una lengua de discípulo,

para saber decir al abatido

una palabra de aliento.

Cada mañana me despierta el oído,

para que escuche como los discípulos.

El Señor me abrió el oído.

Y yo no me resistí ni me eché atrás:

ofrecí la espalda a los que me golpeaban,

las mejillas a los que tiraban mi barba;

no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos.

El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes;

por eso endurecí el rostro como roca,

sabiendo que no quedaría defraudado.

Palabra de Dios.

 Salmo responsorial  Sal  21, 8- 9. 17-18ª. 19-20. 23-24 (R.:2ª)

 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

              Al verme, se burlan de mí,

hacen muecas, menean la cabeza:

Acudió al Señor,  que lo ponga a salvo;

que lo libre, si tanto lo quiere. R.

Me acorrala una jauría de mastines,

me cerca una banda de malhechores;

me taladran las manos y los pies,

puedo contar mis huesos. R

Se reparten mi ropa,

echan a suerte mi túnica.

Pero tú, Señor, no te quedes lejos;

fuerza mía, ven corriendo a ayudarme, R.

          Contaré tu fama a mis hermanos,

en medio de la asamblea te alabaré.

Fieles del Señor, alábenlo;

linaje de Jacob, glorifíquenlo;

témanlo, linaje de Israel. R.

SEGUNDA LECTURA de la carta a los Filipenses  2, 6-11

             Cristo, a pesar de su condición divina,

no hizo alarde de su categoría de Dios;

al contrario, se despojó de su rango

y tomó la condición de esclavo,

pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,

se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,

y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo

y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre”;

de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble

en el cielo, en la tierra, en el abismo,

y toda lengua proclame:

Jesucristo es Señor

Para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios.

 EVANGELIO

PASIÓN DE NTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS

(ESCUCHAR SU PROCLAMACIÓN)

Oración de los fieles

Oremos a Dios Padre, que por nosotros entregó a su Hijo Jesús a la muerte y lo levantó sobre todo, mediador nuestro,

– Por la Iglesia, que sufre en sus miembros, que quiere hacer suyo el sufrimiento de toda la humanidad; para que sepa decir al abatido una palabra de aliento, roguemos al Señor.

– Por la unión de las Iglesias; para que el sacrificio de Cristo nos reúna en la unidad a los hijos de Dios, dispersos, roguemos al Señor.

Por los enfermos, los moribundos y todos los que sufren; para que apurando el cáliz de la pasión, a semejanza de Cristo paciente, tengan la firme esperanza de participar con él en su gloria. roguemos al Señor.

Por nosotros, que nos disponemos a  celebrar la Pascua del Señor Jesús; para que su muerte y resurrección se cumplan en nuestra vida, roguemos al Señor.

Escucha, Señor, la oración de tu pueblo, que conmemora la pasión de tu Hijo, para que se cumpla siempre tu voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
RECOMENDACIONES

  • La oración, el sacrificio y la limosna (compartir), propios de la Cuaresma, se deben intensificar en la Semana Santa, con vistas a hacer una buena confesión y con la mirada puesta en el Resucitado.
  • Ven a rezar LAUDES con la Iglesia de lunes a sábado a las 7.00 .a.m.
  • Ten en cuenta el horario de las CONFESIONES: lunes, martes y miércoles a las 7 p.m. Jueves Santo desde las 9.30 a.m.
  • En el jueves Santo ven con tu familia a la Cena del Señor y a la adoración del Santísimo Sacramento.
  • El viernes Santo es día de ayuno (18 a 60 años) y abstinencia (todos). En la Adoración de la Cruz, por la tarde, la limosna es para la conservación de los Santos Lugares en Tierra Santa, que tanto necesitan de nuestra ayuda.
  • Sábado Santo no hay misas en el día, hasta la Vigilia Pascual a las 8.00 m., Dentro de ella se hará la Renovación de las Promesas del Bautismo. Traer una vela

Indulgencia Plenaria, aplicable a los difuntos, se puede ganar cada día de la Semana Santa, participando ante el Santísimo en las celebraciones de esos días. Las condiciones acostumbradas son: comulgar, previa confesión si fuera necesario, y rezar un padrenuestro y avemaría por las intenciones

Comentario del evangelio del domingo 07.04 o 5º TC

Queridos amigos:

El evangelio de “Jesús y la mujer adúltera” (Jn 8, 1-11) es un hecho de vida que está lleno de enseñanzas, pues pone de relieve el machismo judío, el amor compasivo de Jesús y su sabiduría salomónica, la primacía del perdón, y, sobre todo, la primacía de la persona humana, cuyo valor está por encima de las instituciones, los gobiernos y las leyes, que deben estar al servicio del hombre y de la mujer, y no al revés. Es lo que no se cansó de enseñarnos Jesús (Mc 2,27) y enseña la iglesia.

La actitud de Jesús para con la mujer adúltera es totalmente diferente a la de los judíos. Para estos, la adúltera no cuenta como ser humano. Para ellos, mujer y pecado son sólo una buena oportunidad para hacer quedar mal a Jesús, para sacarle un SI o un NO, a como dé lugar. Salomónicamente Jesús no dirá ni SI ni NO, sino algo tan sencillo como “quien esté sin pecado que le tire la primera piedra”. Bastó eso -y lo que Jesús escribía en el suelo-, para que los acusadores se fueran “retirando uno a uno empezando por los más viejos”, como observa Juan irónicamente. Para nosotros, una de las consecuencias de la primacía de la persona humana, es reconocer siempre su dignidad y nunca “utilizar” a nuestros semejantes ni servirnos de ellos en provecho propio.

Otra de las consecuencias de la primacía de la persona humana, es que nos pide ser comprensivos y tolerantes con nuestros semejantes, en especial con los caídos en desgracia, y aceptarlos como son, más allá de sus errores y pecados. Ahora, si queremos imitar a Jesús (y tenemos que imitarlo), tendremos también que quererlos y hacer cuanto pueda ayudarlos. Y todo esto no tanto por virtud cuanto porque son seres humanos. Porque “el hombre es la única criatura terrestre a la que Dios y Jesús han amado por sí mismo” (GS 24); y por sí mismo tenemos que amarla nosotros. Sea lo que sea y tenga lo que tenga.

En el caso de la mujer adúltera, es conmovedor el trato que Jesús le da y el diálogo que sostiene con ella. Vale la pena leerlo (Jn 8,10-11). Y meditar y hacer nuestras las emotivas y consoladoras palabras que Jesús le dirige. Para decírselas a quienes creemos que ofenden y/o nos han ofendido. Mujer (hombre)…, yo tampoco te condeno. Vete, y en adelante no peques más. Hay que estar siempre dispuestos a perdonar, hasta setenta veces siete, dice el Señor (Mt 18,22). Al respecto, este evangelio de la primacía de la persona humana, es igualmente el evangelio de la primacía del perdón. Un perdón que libera y lleva a empezar una vida nueva, feliz y fructuosa. Es lo que Jesús le pide y nos pide con ese Vete y no peques más.

LECTURAS

DOMINGO V DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA

Miren que realizo algo nuevo y apagaré la sed de mi pueblo

Lectura del Libro de Isaías   43, 6- 21

        Así dice el Señor, que abrió un camino a través del mar

y una senda en las aguas impetuosas;

El que hizo salir a batalla carros y caballos,

con poderoso ejército;

caían para no levantarse,

se apagaron como mecha que se extingue:

No recuerden lo de antaño,

no piensen en lo antiguo;

miren voy a hacer algo nuevo;

ya está brotando, ¿no lo notan?

Abriré un camino por el desierto,

ríos en la llanura.

Me glorificarán las bestias del campo,

chacales y avestruces,

porque haré brotar agua en el desierto

ríos en la llanura,

para apagar la sed de mi pueblo, mi elegido,

el pueblo que yo formé

para que proclamara mi alabanza.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal  125, 1-2ab.  2cd -3.  4 -5.  6  (R. 3)

  1. El Señor ha estado grande con nosotros.

                y estamos alegres.

        Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares. R.

        Hasta los paganos decían:

El Señor ha estado grande con ellos.

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres. R.

Que el Señor cambie nuestra suerte,

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares. R.

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas. R.

SEGUNDA LECTURA

Por Cristo lo perdí todo, muriendo su misma muerte

Lectura del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 8- 14

        Hermanos:

Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.

Por él lo perdí todo, y  todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y estar unido a él, no con mi propia justicia, la que procede de la ley, sino con aquella que nace de la fe en Cristo, la que viene de Dios y se funda en la fe.

Así podré conocerlo a él, conocer la fuerza de su resurrección, y participar de sus padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección de entre los muertos.

No es que haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo a ver si lo obtengo, pues Cristo Jesús lo obtuvo para mí.

Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacía la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba me llama en Cristo Jesús.

Palabra de Dios.

Versículo antes del Evangelio  Jl  2,  12- 13

Ahora –oráculo del Señor-

conviértanse a mí de todo corazón,

porque soy compasivo y misericordioso.

EVANGELIO

El que esté sin pecado que tire la primera piedra

Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 1- 11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él; entonces se sentó y les enseñaba.

Los escribas y fariseos le trajeron a una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:

– Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.

Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.

Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:

– El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.

E, inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron retirando uno a uno, empezando por los más viejos.

Y quedó sólo Jesús, con la mujer, que permanecía allí frente a él.

Jesús se incorporó y le preguntó:

– Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?

Ella contestó:

– Ninguno, Señor.

Jesús le dijo:

– Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos al Señor, nuestro Dios, que no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva

– Para que la Iglesia sea a los ojos del mundo signo de esperanza, acogiendo a todos, animando, consolando, roguemos al Señor.

– Para que nuestra sociedad, injusta e hipócrita, que busca lo que la escandaliza y fomenta lo que luego condena, asuma su culpa y procure el remedio, roguemos al Señor.

– Para que los delincuentes y marginados encuentren en todos la ayuda fraterna para salir de su postración, roguemos al Señor.

– Para que no nos creamos sin pecado ni nos erijamos en jueces de los demás, como los acusadores de la mujer adúltera y aprendamos de Cristo a ser comprensivos, roguemos al Señor.

Señor, Dios nuestro, que nos has enviado a tu Hijo a decirnos: “Yo tampoco te condeno, en adelante no peques más”, perdona nuestras culpas, escúchanos, ábrenos a la esperanza. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Comentario del evangelio del domingo 24.03 o 3º TC

Queridos amigos:

¿Página de un periódico sensacionalista?, es lo que parece el evangelio de este domingo (Lc 13, 1-9), por los dos trágicos acontecimientos que relata: la matanza por los romanos y en el mismo templo de unos peregrinos galileos, y la muerte inesperada de 18 judíos, aplastados por la caída de la llamada Torre de Siloé, mientras probablemente descansaban a su sombra. ¿Castigo de Dios? Tal era la creencia popular en el caso de enfermedades y de muertes súbitas y violentas: un castigo por los pecados personales… Ante la gente que acusa y condena, el comentario de Jesús es terminante y aleccionador. Al final, sus enseñanzas van a concretarse en lo que el evangelio llama la parábola de la higuera que no da frutos (Lc 13, 6-9). Veamos antes algunas de esas enseñanzas.

Ante todo que Dios no castiga en esta vida. ¿¡Castigo, por qué!? , viene a decir Jesús. Muy probablemente ustedes son más pecadores que ellos y aquí están… Hasta suena molesto, pues va contra la esencia de lo que Dios es y la Escritura dice: que es compasivo y misericordioso (2 Cr 30,9; Sal 103, 8-10); que no quiere la muerte del pecador sino que se convierta y viva (Ez 18,23). Desde su propia experiencia, pudo haberles añadido: cuando Dios quiso castigar al hombre, envió a su propio Hijo, hecho hombre en mí, a quien hizo maldición por nosotros (Gal 3,13). Puede ciertamente enviarnos algunas pruebas a modo de llamadas de atención y de retos o desafíos, pero nunca castigos que acaben con nosotros (Mt 13, 28-30).

Aprender a leer las cosas que nos pasan y sacar conclusiones para nuestra vida, es la otra buena enseñanza que nos da Jesús. Enseñanza práctica, pues nos la da a partir de los acontecimientos que tienen conmocionada a la gente. Primero en el plano existencial (social, político, laboral) de sus vidas. Estén alertas, les dice, cambien, pues si no ustedes acabarán como ellos. Luego, en el plano religioso y escatológico (la otra vida), su llamada de atención es repetitiva y apremiante. Todos los hombres estamos sujetos a la muerte y al juicio ulterior. Que el Señor nos encuentre como sus amigos.

Tal es el contexto de la parábola de la higuera estéril, con la que Lucas termina el relato. Por favor, léanla, pues es hermosa y decidora. Veamos estas tres cosas: 1. Ustedes y yo somos esa higuera, de la que Dios y la gente tienen derecho a esperar frutos… 2. Se nos venció el plazo y no podemos seguir ocupando el sitio inútilmente, o sólo para lucir nuestro ramaje. 3. Hay alguien (Jesucristo, la iglesia, la abuelita rezadora), que abogan por nosotros, para que se nos dé una nueva oportunidad

LECTURAS

DOMINGO III DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA

“Yo soy”  me envía a ustedes

Lectura del libro del Éxodo  3,  1 – 8ª.  13- 15

        En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño más allá del desierto hasta llegar a Horeb, la montaña de Dios.

El ángel del Señor se le apareció en una llama de fuego qué ardía en medio de una zarza.

Al ver que la zarza ardía sin consumirse, Moisés pensó:

– Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, y ver porque no se consume la zarza.

Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza:

– Moisés, Moisés.

Respondió él:

– Aquí estoy.

Dijo Dios:

-No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el lugar que estás pisando es tierra santa.

Y añadió:

– Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac. el Dios de Jacob.

Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios.

El Señor le dijo:

– He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos.

Voy a bajar a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel.

Moisés replicó a Dios:

– Mira, yo iré a los israelitas y les diré:

El Dios de sus padres me ha enviado a ustedes.

Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?

Dios dijo a Moisés:

– “Yo soy el que soy”; esto dirás a los israelitas: “Yo soy” me envía a ustedes.

Dios añadió:

-Esto dirás a los israelitas: “el Señor Dios, Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob me envía a ustedes. Éste es mi nombre para siempre: así me llamarán de generación en generación”.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial   Sal 102,  1-2.  3-4.  6-7.  8 y 11 (R.: 8ª)

  1. El Señor es compasivo y misericordioso.

        Bendice alma mía, al Señor,

y todo mi ser a su santo nombre.

Bendice, alma mía, al Señor;

y no olvides sus beneficios. R.

        Él perdona todas tus culpas

y cura todas tus enfermedades;

él rescata tu vida de la fosa

y te colma de gracia y de ternura R.

El Señor hace justicia

y defiende a los oprimidos;

enseñó su camino a Moisés

y sus hazañas a los hijos de Israel. R.

        El Señor es compasivo y misericordioso,

lento a la ira y rico en clemencia;

como se levanta el cielo sobre la tierra,

se levanta su bondad sobre los fieles. R.

SEGUNDA LECTURA

La vida del pueblo con Moisés en el desierto fue escrita

para escarmiento nuestro

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 1 -6.  10- 12

        Hermanos:

No quiero que ignoren que nuestros antepasados estuvieron todos guiados por la nube y todos atravesaron el mar; y, para todos, la marcha bajo la nube y el paso del mar fue un bautismo que los unió a Moisés; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía; y esa roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.

Todas estas cosas sucedieron para que nos sirvieran de ejemplo y para que no ambicionemos lo malo, como lo ambicionaron ellos.

No protesten, como protestaron algunos de ellos y perecieron a manos del Exterminador.

Todo esto les sucedió como un ejemplo para nosotros y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo tanto, el que se cree seguro, ¡cuidado!, no caiga.

Palabra de Dios.

Versículo antes del Evangelio Mt.  4. 17

Conviértanse – dice el Señor-,

porque está cerca el reino de los cielos.

EVANGELIO

         Si no se convierten, todos perecerán de la misma manera        

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 13, 1 -9

        En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre Pilato mezcló con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les comentó:

– ¿Piensan ustedes que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Les digo que no; y, si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan ustedes que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les digo que no; y, si ustedes no se convierten, todos perecerán de la misma manera.

Y les dijo esta parábola:

– Un hombre tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.

Dijo entonces al viñador:

“Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Por qué ha de ocupar terreno inútilmente?”.

Pero el viñador contestó:

“Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré, a ver si comienza a dar fruto. Y si no da, las  cortas”.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos al Señor, nuestro Dios. Él es compasivo y misericordioso.

– Por la Iglesia pueblo de Dios, que peregrina en la Cuaresma hacia la Pascua; para que sepa responder a la llamada de Dios en todo lo que sucede, roguemos al Señor.

– Por todos los llamados, como Moisés, a ejercer cargos de responsabilidad al servicio de los demás; para que cumplan su gestión con la mayor generosidad de ánimo, roguemos al Señor.

– Por todos los que sufren injusticias, atropellos,…y han perdido la esperanza; para que sus quejas sean oídas, roguemos al Señor.

– Por nosotros, a quienes ha tocado vivir en la última de las edades; para que no nos creamos seguros, sepamos comprender los signos de Dios y no se endurezca nuestro corazón, roguemos al Señor.

Ten, Señor, paciencia con nosotros, perdona nuestras culpas, escucha nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Comentario del evangelio del domingo 17.03 o 2º TC

La Transfiguración del Señor, que hoy celebramos (Lc 9, 28-36), es una fiesta de luz y gloria, que nos afecta positivamente a todos. Para Jesús es su epifanía o manifestación más contundente de quién es Él, pues se unen para decirlo, Dios, la historia y la naturaleza. Dios, que lo proclama su Hijo amado y que nos manda escucharlo (=seguirle); la historia de Israel, representada por sus dos más preclaros exponentes Moisés y Elías, que se honran conversando con Él; y la naturaleza, que suspende sus leyes, para hacer que el rostro de Jesús y sus vestidos brillen como el sol. Su Transfiguración es además un anticipo de su resurrección. Jesús acepta la muerte y morirá, pero al tercer día su cuerpo resucitará glorioso, como se le ve ahora.

En relación con los apóstoles, la Transfiguración del Señor fue la motivación más fuerte que les dio para permanecer junto a Él, venga lo que venga después. Vinieron su pasión y muerte, y pareció que todo había terminado, pero no, la experiencia vivida en el Tabor, los reanimó y llenó de esperanza. Ellos saben muy bien quién de verdad es Jesús. Como repetirá S. Pablo en los momentos difíciles, ¡ yo sé en quién he puesto la confianza…! (2 Tim 1,12). Esto vale también para nosotros: debe consolarnos saber que al otro lado del túnel hay luz y esperanza. La luz del triunfo de Cristo. Crean en mí, nos dice (Jn 14,1). Yo he vencido al mundo (Jn 16,33)

Ciertamente la Transfiguración del Señor nos da motivos para creer y esperar. Para iluminar y dar sentido a nuestras vidas, que es lo que hoy más necesitamos. Pero sobre todo nos lleva a encontrarnos con nuestro bautismo, que es en cada cristiano como su transfiguración personal. Una transfiguración -la tuya y la mía- que encierra todos los elementos de la Transfiguración del Señor y que debe ser para los demás gozo y esperanza, como la de Jesús. En el bautismo, el ser humano no sólo se trasfigura (tornándose luz y gracia en su interior), sino, lo que es mucho más, cambia de condición, pasando de ser criatura a ser hijo de Dios.

Mira cómo en tu bautismo, no sólo Moisés y Elías, sino María y todos los santos, te acompañaron, pues los invocamos para que te ayuden a crecer como cristiano. Mira cómo, luego, a la hora del bautismo, el Padre Dios te hizo su hijo y te mostró como tal, Jesucristo te hizo su hermano menor, y el Espíritu Santo como su templo vivo desde donde actuar. Y mira cómo, por la acción del agua y del Espíritu Santo, pasaste de la mancha y oscuridad del pecado original a la luz de la gracia de Dios. Y te dijeron: has sido revestido de Cristo…  Son las mismas cosas que sucedieron en la Transfiguración del Señor. ¡Reconoce cristiano tu dignidad! ¡Vive, goza e irradia tu propia transfiguración, desde la fe en Cristo y el amor del Espíritu!

 

LECTURAS

DOMINGO II DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA

Dios hace alianza con Abraham, el creyente

Lectura del libro del Génesis 15, 5 -12.  17- 18

        En aquellos días, Dios sacó afuera a Abram y le dijo:

– Mira al cielo, cuenta las estrellas, si puedes.

Y añadió.

– Así será tu descendencia.

Abram creyó al Señor, y el Señor se lo tuvo en cuenta.

El Señor le dijo:

– Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.

El replicó:

– Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a poseerla?

Respondió el Señor:

– Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.

Abram los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó a las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abram los espantaba.

Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abram, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.

El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los animales descuartizados.

Aquel día el Señor hizo una alianza con Abram en estos términos:

– A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto, hasta el gran río el Éufrates.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial  Sal  26, 1.  7- 8a. 8b- 9abc.  13-14 (R.: 1a)

  1. El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación,

¿a quién temeré?

El Señor es la defensa de mi vida,

¿quién me hará temblar?. R.

        Escúchame, Señor, que te llamo;

ten piedad, respóndeme.

Oigo en mí corazón: “busquen mi rostro”. R.

        Tu rostro buscaré, Señor,

no me escondas tu rostro.

No rechaces con ira a tu siervo,

que tú eres mi auxilio. R.

        Espero gozar de la dicha del Señor

en el país de la vida.

Espera en el Señor, sé valiente,

ten ánimo, espera en el Señor. R.

SEGUNDA LECTURA

Cristo nos transformará según el modelo

de su cuerpo glorioso

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 3, 17- 4, 1

        Hermanos:

Sean todos ustedes imitadores míos, y observen atentamente a los que siguen el ejemplo que yo es he dado.

Porque, como yo les decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que se portan como enemigos de la cruz de Cristo: su fin es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, lo vergonzoso. Sólo aspiran a cosas terrenas.

Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo.

Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con el poder que tiene para poner todas las cosas bajo su dominio.

Así, pues, hermanos míos muy queridos y añorados, mi alegría y mi corona, perseveren firmemente en el Señor.

Palabra de Dios.

Versículo antes del Evangelio

En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre:

“Éste es mi Hijo, el amado; escúchenlo”.

EVANGELIO

Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió

        Lectura del Santo Evangelio según san Lucas  9, 28b- 36

        En aquel tiempo, Jesús tomó a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.

De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que apareciendo revestidos de gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros se caían de sueño; pero permanecieron despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús:

– Maestro, ¡qué bien se está aquí! Haremos tres carpas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

No sabía lo que decía.

Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía:

– Éste es mi Hijo, mi elegido; escúchenlo.

Cuando se oyó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que

habían visto.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos al Señor, nuestro Dios, que nos ha elegido en Jesucristo, su Hijo, para que seamos hijos suyos, ciudadanos de su reino.

– Por la Iglesia; para que incesantemente se reforme en sus instituciones y se renueve en sus miembros, según el modelo que es Cristo, roguemos al Señor.

– Por los que buscan a Dios sin saberlo, por los que viven sin esperanza; para que puedan descubrir en la vida de los creyentes, el verdadero rostro de Dios vivo, revelado en Cristo, roguemos al Señor.

– Por los pensadores, los poetas, los artistas, los educadores, los científicos, los técnicos, los legisladores, los gobernantes, y por todos los que colaboran en transfigurar este mundo; para que el común esfuerzo de todos fructifique en una sociedad mejor, según el proyecto de Dios, roguemos al Señor.

– Por nosotros, llamados a pasar de la oscuridad a la luz de la fe: para que no nos desanimemos y confiemos en quien hace nuevas todas las cosas, roguemos al Señor.

Señor, Dios nuestro; tu Hijo Jesús ha destruido nuestra muerte y ha sacado a la luz la vida inmortal; que tu misericordia venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.