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LECTURAS

DOMINGO III DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA

“Yo soy”  me envía a ustedes

Lectura del libro del Éxodo  3,  1 – 8ª.  13- 15

        En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño más allá del desierto hasta llegar a Horeb, la montaña de Dios.

El ángel del Señor se le apareció en una llama de fuego qué ardía en medio de una zarza.

Al ver que la zarza ardía sin consumirse, Moisés pensó:

– Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, y ver porque no se consume la zarza.

Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza:

– Moisés, Moisés.

Respondió él:

– Aquí estoy.

Dijo Dios:

-No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el lugar que estás pisando es tierra santa.

Y añadió:

– Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac. el Dios de Jacob.

Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios.

El Señor le dijo:

– He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos.

Voy a bajar a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel.

Moisés replicó a Dios:

– Mira, yo iré a los israelitas y les diré:

El Dios de sus padres me ha enviado a ustedes.

Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?

Dios dijo a Moisés:

– “Yo soy el que soy”; esto dirás a los israelitas: “Yo soy” me envía a ustedes.

Dios añadió:

-Esto dirás a los israelitas: “el Señor Dios, Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob me envía a ustedes. Éste es mi nombre para siempre: así me llamarán de generación en generación”.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial   Sal 102,  1-2.  3-4.  6-7.  8 y 11 (R.: 8ª)

  1. El Señor es compasivo y misericordioso.

        Bendice alma mía, al Señor,

y todo mi ser a su santo nombre.

Bendice, alma mía, al Señor;

y no olvides sus beneficios. R.

        Él perdona todas tus culpas

y cura todas tus enfermedades;

él rescata tu vida de la fosa

y te colma de gracia y de ternura R.

El Señor hace justicia

y defiende a los oprimidos;

enseñó su camino a Moisés

y sus hazañas a los hijos de Israel. R.

        El Señor es compasivo y misericordioso,

lento a la ira y rico en clemencia;

como se levanta el cielo sobre la tierra,

se levanta su bondad sobre los fieles. R.

SEGUNDA LECTURA

La vida del pueblo con Moisés en el desierto fue escrita

para escarmiento nuestro

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 1 -6.  10- 12

        Hermanos:

No quiero que ignoren que nuestros antepasados estuvieron todos guiados por la nube y todos atravesaron el mar; y, para todos, la marcha bajo la nube y el paso del mar fue un bautismo que los unió a Moisés; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía; y esa roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.

Todas estas cosas sucedieron para que nos sirvieran de ejemplo y para que no ambicionemos lo malo, como lo ambicionaron ellos.

No protesten, como protestaron algunos de ellos y perecieron a manos del Exterminador.

Todo esto les sucedió como un ejemplo para nosotros y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo tanto, el que se cree seguro, ¡cuidado!, no caiga.

Palabra de Dios.

Versículo antes del Evangelio Mt.  4. 17

Conviértanse – dice el Señor-,

porque está cerca el reino de los cielos.

EVANGELIO

         Si no se convierten, todos perecerán de la misma manera        

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 13, 1 -9

        En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre Pilato mezcló con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les comentó:

– ¿Piensan ustedes que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Les digo que no; y, si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan ustedes que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les digo que no; y, si ustedes no se convierten, todos perecerán de la misma manera.

Y les dijo esta parábola:

– Un hombre tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.

Dijo entonces al viñador:

“Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Por qué ha de ocupar terreno inútilmente?”.

Pero el viñador contestó:

“Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré, a ver si comienza a dar fruto. Y si no da, las  cortas”.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos al Señor, nuestro Dios. Él es compasivo y misericordioso.

– Por la Iglesia pueblo de Dios, que peregrina en la Cuaresma hacia la Pascua; para que sepa responder a la llamada de Dios en todo lo que sucede, roguemos al Señor.

– Por todos los llamados, como Moisés, a ejercer cargos de responsabilidad al servicio de los demás; para que cumplan su gestión con la mayor generosidad de ánimo, roguemos al Señor.

– Por todos los que sufren injusticias, atropellos,…y han perdido la esperanza; para que sus quejas sean oídas, roguemos al Señor.

– Por nosotros, a quienes ha tocado vivir en la última de las edades; para que no nos creamos seguros, sepamos comprender los signos de Dios y no se endurezca nuestro corazón, roguemos al Señor.

Ten, Señor, paciencia con nosotros, perdona nuestras culpas, escucha nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Comentario del evangelio del domingo 17.03 o 2º TC

La Transfiguración del Señor, que hoy celebramos (Lc 9, 28-36), es una fiesta de luz y gloria, que nos afecta positivamente a todos. Para Jesús es su epifanía o manifestación más contundente de quién es Él, pues se unen para decirlo, Dios, la historia y la naturaleza. Dios, que lo proclama su Hijo amado y que nos manda escucharlo (=seguirle); la historia de Israel, representada por sus dos más preclaros exponentes Moisés y Elías, que se honran conversando con Él; y la naturaleza, que suspende sus leyes, para hacer que el rostro de Jesús y sus vestidos brillen como el sol. Su Transfiguración es además un anticipo de su resurrección. Jesús acepta la muerte y morirá, pero al tercer día su cuerpo resucitará glorioso, como se le ve ahora.

En relación con los apóstoles, la Transfiguración del Señor fue la motivación más fuerte que les dio para permanecer junto a Él, venga lo que venga después. Vinieron su pasión y muerte, y pareció que todo había terminado, pero no, la experiencia vivida en el Tabor, los reanimó y llenó de esperanza. Ellos saben muy bien quién de verdad es Jesús. Como repetirá S. Pablo en los momentos difíciles, ¡ yo sé en quién he puesto la confianza…! (2 Tim 1,12). Esto vale también para nosotros: debe consolarnos saber que al otro lado del túnel hay luz y esperanza. La luz del triunfo de Cristo. Crean en mí, nos dice (Jn 14,1). Yo he vencido al mundo (Jn 16,33)

Ciertamente la Transfiguración del Señor nos da motivos para creer y esperar. Para iluminar y dar sentido a nuestras vidas, que es lo que hoy más necesitamos. Pero sobre todo nos lleva a encontrarnos con nuestro bautismo, que es en cada cristiano como su transfiguración personal. Una transfiguración -la tuya y la mía- que encierra todos los elementos de la Transfiguración del Señor y que debe ser para los demás gozo y esperanza, como la de Jesús. En el bautismo, el ser humano no sólo se trasfigura (tornándose luz y gracia en su interior), sino, lo que es mucho más, cambia de condición, pasando de ser criatura a ser hijo de Dios.

Mira cómo en tu bautismo, no sólo Moisés y Elías, sino María y todos los santos, te acompañaron, pues los invocamos para que te ayuden a crecer como cristiano. Mira cómo, luego, a la hora del bautismo, el Padre Dios te hizo su hijo y te mostró como tal, Jesucristo te hizo su hermano menor, y el Espíritu Santo como su templo vivo desde donde actuar. Y mira cómo, por la acción del agua y del Espíritu Santo, pasaste de la mancha y oscuridad del pecado original a la luz de la gracia de Dios. Y te dijeron: has sido revestido de Cristo…  Son las mismas cosas que sucedieron en la Transfiguración del Señor. ¡Reconoce cristiano tu dignidad! ¡Vive, goza e irradia tu propia transfiguración, desde la fe en Cristo y el amor del Espíritu!

 

LECTURAS

DOMINGO II DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA

Dios hace alianza con Abraham, el creyente

Lectura del libro del Génesis 15, 5 -12.  17- 18

        En aquellos días, Dios sacó afuera a Abram y le dijo:

– Mira al cielo, cuenta las estrellas, si puedes.

Y añadió.

– Así será tu descendencia.

Abram creyó al Señor, y el Señor se lo tuvo en cuenta.

El Señor le dijo:

– Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.

El replicó:

– Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a poseerla?

Respondió el Señor:

– Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.

Abram los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó a las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abram los espantaba.

Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abram, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.

El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los animales descuartizados.

Aquel día el Señor hizo una alianza con Abram en estos términos:

– A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto, hasta el gran río el Éufrates.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial  Sal  26, 1.  7- 8a. 8b- 9abc.  13-14 (R.: 1a)

  1. El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación,

¿a quién temeré?

El Señor es la defensa de mi vida,

¿quién me hará temblar?. R.

        Escúchame, Señor, que te llamo;

ten piedad, respóndeme.

Oigo en mí corazón: “busquen mi rostro”. R.

        Tu rostro buscaré, Señor,

no me escondas tu rostro.

No rechaces con ira a tu siervo,

que tú eres mi auxilio. R.

        Espero gozar de la dicha del Señor

en el país de la vida.

Espera en el Señor, sé valiente,

ten ánimo, espera en el Señor. R.

SEGUNDA LECTURA

Cristo nos transformará según el modelo

de su cuerpo glorioso

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 3, 17- 4, 1

        Hermanos:

Sean todos ustedes imitadores míos, y observen atentamente a los que siguen el ejemplo que yo es he dado.

Porque, como yo les decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que se portan como enemigos de la cruz de Cristo: su fin es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, lo vergonzoso. Sólo aspiran a cosas terrenas.

Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo.

Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con el poder que tiene para poner todas las cosas bajo su dominio.

Así, pues, hermanos míos muy queridos y añorados, mi alegría y mi corona, perseveren firmemente en el Señor.

Palabra de Dios.

Versículo antes del Evangelio

En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre:

“Éste es mi Hijo, el amado; escúchenlo”.

EVANGELIO

Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió

        Lectura del Santo Evangelio según san Lucas  9, 28b- 36

        En aquel tiempo, Jesús tomó a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.

De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que apareciendo revestidos de gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros se caían de sueño; pero permanecieron despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús:

– Maestro, ¡qué bien se está aquí! Haremos tres carpas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

No sabía lo que decía.

Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía:

– Éste es mi Hijo, mi elegido; escúchenlo.

Cuando se oyó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que

habían visto.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos al Señor, nuestro Dios, que nos ha elegido en Jesucristo, su Hijo, para que seamos hijos suyos, ciudadanos de su reino.

– Por la Iglesia; para que incesantemente se reforme en sus instituciones y se renueve en sus miembros, según el modelo que es Cristo, roguemos al Señor.

– Por los que buscan a Dios sin saberlo, por los que viven sin esperanza; para que puedan descubrir en la vida de los creyentes, el verdadero rostro de Dios vivo, revelado en Cristo, roguemos al Señor.

– Por los pensadores, los poetas, los artistas, los educadores, los científicos, los técnicos, los legisladores, los gobernantes, y por todos los que colaboran en transfigurar este mundo; para que el común esfuerzo de todos fructifique en una sociedad mejor, según el proyecto de Dios, roguemos al Señor.

– Por nosotros, llamados a pasar de la oscuridad a la luz de la fe: para que no nos desanimemos y confiemos en quien hace nuevas todas las cosas, roguemos al Señor.

Señor, Dios nuestro; tu Hijo Jesús ha destruido nuestra muerte y ha sacado a la luz la vida inmortal; que tu misericordia venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Comentario del evangelio del domingo 10.03 o 1º TC

Queridos amigos:

Lo más importante del evangelio de este primer domingo de Cuaresma (Lc 4, 1-13), no son tanto la tentaciones de Jesús cuanto la decisión que tomó de iniciar su ministerio de Mesías. Eso y el Espíritu Santo, que lo acompañó y lo sostuvo en el desierto y lo guió después (Lc  4,1. 14). Ciertamente los sinópticos, sobre todo Mateo (4, 1-11) y Lucas, nos cautivan con su relato de las tentaciones. La astucia del diablo, las tentaciones que le pone a Jesús (tan parecidas a las que nos pone a nosotros), la salida airosa de Jesús en cada una (acudiendo a la Palabra de Dios), la derrota final del diablo, son tan cautivantes que nos dejamos atrapar por el relato, y no vemos más allá. Ni la intención última del tentador ni el resultado último de la tentación: apartarnos de Dios, y suplantarlo por otras cosas.

En el caso de Jesús lo que el tentador busca, no es tanto hacerle caer en una u otra cosa, sino en desviarlo de su misión, hacer que deje o desvirtualice su Plan de Mesías; hacer que acepte la lógica y el estilo de vida del mundo y no los de Dios. No pudo lograrlo, como sí lo había conseguido con nuestros buenos padres Adán y Eva. Como entonces, lo malo en nuestros días no es tanto el que nos haga caer en alguna tentación. Lo realmente malo es que en cada caída damos un paso hacia fuera del camino de Dios, luego prescindimos cada vez más de Dios, y terminamos endiosando nuestras apetencias (carnales, de empoderamiento, de fama), y/o a nuestro ego.

“No nos dejes caer en la tentación…”, nos enseñó a rezar Jesús en el padrenuestro. En nuestro caminar hacia Dios tenemos que mirar siempre las tentaciones como un reto a vencer, como un posible triunfo-trofeo para Dios y para nosotros mismos. A veces nos preguntamos ¿por qué cuando me propongo ser mejor, arrecian las tentaciones y se me complican las cosas? Simplemente, porque el diablo se alarma cada vez que alguien se propone ser bueno de verdad. Al diablo no le preocupó Jesús en su “vida oculta” (30 años) ni en cuando fue al Jordán a bautizase. Le preocupó sí, cuando llegó al desierto para salir y actuar como el Mesías (Lc 4, 13)

Los 40 días de Jesús en el desierto, superando todos los problemas, son un eco de los 40 años de su pueblo Israel por el desierto, que lo llevaron a la Tierra Prometida. A Jesús lo llevarán al triunfo de su Resurrección, gracias al Espíritu de Dios. Para nosotros deben ser un recordatorio y un estímulo en la opción que tenemos que hacer de realizarnos como personas, según y con Jesucristo, dejándonos llevar siempre por el Espíritu del Señor.

LECTURAS

TIEMPO DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA

Profesión de fe del pueblo escogido

Lectura del libro del Deuteronomio      26,  1- 2.  4- 10

        Moisés habló al pueblo diciendo:

Cuando entres en la tierra que el Señor, tu Dios, te da en herencia, cuando tomes posesión de ella y te establezcas allí, recogerás las primicias de todos los frutos que extraigas de la tierra que te da el Señor tu Dios, las pondrás en una canasta, y las llevarás al lugar elegido por el Señor tu Dios para constituirlo morada de su nombre.

– El sacerdote tomará de tu mano la canasta con las primicias y las pondrá ante  el altar del Señor, tu Dios.

Entonces tú dirás ante el Señor, tu Dios:

“Mi padre fue un arameo errante, que bajó a         Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas.

Pero luego creció, hasta convertirse en una nación grande, fuerte y numerosa.

Los Egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud.

Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros Padres; y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia.

El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y prodigios.

Él nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel.

Por eso, ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor me has dado.

Tú depositarás las primicias ante el Señor tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 90, 1- 2.  10- 11.  12-13.  14- 15  (R.: 15b)

  1. Estás conmigo, Señor en la tribulación.

         Tú que habitas al amparo del Altísimo,

que vives a la sombra del Omnipotente,

di al Señor: “Refugio mío, baluarte mío,

Dios mío, confío en ti.” R.

        No se te acercará la desgracia,

ni la plaga llegará hasta tu tienda,

porque a sus ángeles ha dado órdenes

para que te guarden en tus caminos. R.

Te llevarán en sus palmas,

para que tu pie no tropiece en la piedra;

caminarás sobre áspides y víboras,

pisotearás leones y dragones. R.

         “Se puso junto a mí: lo libraré;

lo protegeré porque conoce mi nombre,

me invocará y lo escucharé.

Con él estaré en la tribulación,

lo defenderé, lo glorificaré”. R.

SEGUNDA LECTURA

Profesión de fe del que cree en Jesucristo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 10, 8- 13

        Hermanos:

La escritura dice:

“La palabra está cerca de ti: la tienes en tus labios y en tu corazón”.

Se refiere a la palabra de la fe que nosotros anunciamos.

Porque, si tus labios confiesan que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás.

Pues con el corazón se cree para conseguir la justificación, y por la profesión de los labios se obtiene la salvación.

Dice la escritura:

“Nadie que cree en él quedará defraudado”.

Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan.

Pues “todo el que invoca el nombre del Señor se salvará”.

Palabra de Dios.

Versículo antes del Evangelio  Mt.  4, 4b

No sólo de pan vive el hombre,

sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

EVANGELIO

El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado

        Lectura del santo Evangelio según san Lucas  4.  1- 13

        En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras  era tentado por el diablo.

No comió nada durante esos días, y al final sintió hambre.

Entones el diablo le dijo:

– “Si tú eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan”.

Jesús le contestó:

– Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre”.

Después llevándole a un lugar más alto, el diablo le mostró en  un instante todos los reinos del mundo y le dijo:

– “Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mi me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo”.

Jesús le contestó:

– Está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”.

Entonces lo levó a Jerusalén y lo puso en la parte más alta del templo y le dijo:

Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti”, y también:

Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con ninguna piedra”.

Jesús le contestó:

– Está mandado: “No tentarás al Señor tu Dios”.

Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos al Señor, nuestro Dios. Él es generoso con todos los que lo invocan.

– Por la Iglesia; para que, fortalecida con el pan de la palabra de Dios, no  caiga en la tentación de confiar en poderes y medios extraños a su  misión en el mundo, roguemos al Señor.

– Por los grupos catecumenales y por todos los creyentes que toman en serio la catequesis de adultos; para que crezcan y maduren en                                                                                                   la fe, roguemos al Señor.

– Por los pueblos sub desarrollados, incapaces, por carencia de medios, de solucionar sus graves problemas; para que encuentren la ayuda fraterna de los países más desarrollados, roguemos al Señor.

– Por nosotros aquí reunidos, que hemos escuchado “no sólo de pan vive el hombre”; para que se nos despierte el hambre de la palabra de Dios, roguemos al Señor.

Señor, Dios nuestro, tu Hijo Jesucristo, el nuevo Adán, con su obediencia hasta la muerte de Cruz, ha merecido para todos el don gratuito de la amnistía; escucha ahora nuestras súplicas, perdona nuestras culpas y devuélvenos la alegría de tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Comentario del evangelio del domingo 03.03. 2018 o 8º TO

Queridos amigos:

Continuando con las enseñanzas del Sermón de la Montaña, el evangelio de hoy (Lc 6, 39-45) nos ofrece dos parábolas, medio raras en su forma, que tienen que ver con la corrección fraterna, una obra de caridad tan valiosa como delicada. Se la practicó mucho entre los primeros cristianos y se la siguió practicando después. En nuestros días se la necesita más que nunca, justamente porque hay renuencia a darla y recibirla. Para que la corrección fraterna sea provechosa debe cumplir una serie de requisitos referidos al tiempo, el lugar, el fondo, el modo, la forma, etc. Pero entre todos ellos y por encima de ellos, deben primar los que Jesús nos pidió en las siguientes dos parábolas.

Primera parábola: “¿Puede un ciego guiar a otro ciego?” Sería una locura, sobre todo en los caminos terrosos y llenos de hoyos de los pueblos de Israel. “¿Puede un alumno juzgar el saber de su maestro?” Sería una presunción, mientras no haya aprendido un plus de lo que él sabe. ¿Puede alguien, que no ve la viga que tiene en su ojo, decirle al hermano tienes una pelusa en el ojo, déjame que te la saque? Sería una hipocresía. La enseñanza de la parábola es que no se puede guiar, juzgar o corregir a otro si se está obcecado por el mal o se es orgulloso e hipócrita. Esto no quiere decir que sólo puede juzgar y corregir el que es perfecto. Puede hacerlo quien no está obcecado por el mal, contra el cual lucha o no lo permite en su persona. Sólo entonces la corrección fraterna será caridad fraterna.

Segunda parábola: está estrechamente relacionada con la anterior, y nos dice lo que necesariamente ha de tener quien se siente obligado o llamado a corregir a alguien: un familiar, un amigo, un compañero, un cohermano, etc. No solo debe estar despegado del mal sino que, positivamente, debe ser como el árbol bueno, del que habla Jesús (Lc 6, 43-44), que es y se le ve sano, y da siempre buenos frutos. Tener conciencia limpia y rectitud de intención -buscar de verdad y con gratuidad el bien del prójimo- son condición indispensable para dar un juicio o hacer una corrección a una persona.

El hombre-árbol se convierte ahora en hombre-corazón (Lc 6,45). Partiendo del dicho “la boca  habla de lo que el corazón tiene, Jesús pide otro requisito a quienes tengan que hacer una corrección, por obligación o por profesión. Deben tener un buen corazón y ser congruentes, es decir, que lo que digan sea lo que piensan y lo que hacen; y viceversa. Solo entonces la corrección será fraterna de verdad y provechosa, haciendo que el corregido se reecuentre consigo mismo y con la comunidad. Y retome el camino del Señor salvando su alma.

LECTURAS

DOMINGO VIII

DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

No alabes a nadie antes de que razone

Lectura del libro del Eclesiástico   27,  4-7

        Al agitar el cernidor, quedan los desechos;

cuando el hombre habla se descubren sus defectos.

El horno prueba la vasija del alfarero,

el hombre se prueba en su razonar.

El fruto muestra el cultivo de un árbol,

la palabra, la mentalidad del hombre.

No alabes a nadie antes de que razone,

porque ésa es la prueba del hombre.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial   Sal  91, 2 -3.  13-14.  15- 16  (R.: cf. 2a)

  1. Es bueno darte gracias, Señor.

Es bueno dar gracias al Señor

y tocar para tu nombre, oh Altísimo,

proclamar por la mañana tu misericordia

y de noche tu fidelidad.  R.

        El justo crecerá como una palmera,

se alzará como un cedro del Líbano:

plantado en la casa del Señor,

crecerá en los atrios de nuestro Dios. R.

        En la vejez seguirá dando fruto

y estará lozano y frondoso,

para proclamar que el Señor es Justo,

que en mi Roca no existe la maldad. R.

SEGUNDA LECTURA

Demos gracias a Dios, que nos da la victoria por Jesucristo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 54- 58

        Hermanos:

Cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad, y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita:

La muerte ha sido absorbida en la victoria.

¿Dónde esta, muerte, tu victoria?

¿Dónde está muerte tu aguijón?-

El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado es la Ley.

¡Demos gracias a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo.

Así, pues, hermanos míos queridos, manténganse firmes y constantes.

Trabajen siempre por el Señor, sin reservas, convencidos de que su fatiga por el Señor no quedará sin recompensa.

Palabra de Dios.

Aleluya   Flp  2,   15d.  16a

Brillan ustedes como lumbreras del mundo,

mostrando una razón para vivir

EVANGELIO

De la abundancia del corazón habla la boca

        Lectura del santo Evangelio según san Lucas  6,  39 -45

        En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola:

– ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?

Un discípulo no es más que su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.

¿Por qué te fijas en la astillita que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a u hermano: “Hermano, déjame que te saque la astillita del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la astillita del ojo de tu hermano.

No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno.

Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian uvas de los espinos.

El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal. Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Oremos al Señor, nuestro Dios.

– Para que la Iglesia, comunidad de creyentes, denuncie el pecado del mundo, con el ejemplo elocuente de la santidad de vida, roguemos al Señor.

– Para que la sociedad evite el contagio del mal, que la corrompe y se sienta estimulada en la búsqueda del bien, roguemos al Señor.

– Para que cuantos ejercen la noble profesión de criticar y corregir a los demás sean justos y comprensivos en sus apreciaciones, roguemos al Señor.

– Para que no caigamos en la hipocresía que Cristo denuncia en el evangelio, y aceptemos la corrección de los demás, roguemos al Señor.

Concédenos, Señor, lo que te pedimos, lo que tu bien sabes que necesitamos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Comentario del Evangelio del domingo 24.02 o 7° TO

Queridos amigos:

¿Han oído hablar de la Regla de Oro de la moral cristiana? Dice así: “traten a los demás como ustedes quieren que les traten a ustedes” Y se encuentra en Lucas 6, 27-38. Así, en positivo. Y no en negativo como la puso el filósofo y moralista M. Kant: no hagan a otros lo que no quieren que les hagan a ustedes. Está bien, pero no hacer el mal, no portarse mal, es lo mínimo que se puede esperar. Lo máximo, que enriquece y transforma la vida, es hacer el bien, hasta el extremo de “amar a los enemigos, hacer el bien a los que les odian, bendecir a los que les maldicen, orar por los que les injurian…”

¿Es esto posible? Con su ejemplo, Jesús nos mostró que sí y lo propuso como distintivo para sus discípulos. Su tarjeta de identidad. ¿Qué merito tiene saludar a quien te saluda, amar a quien te ama, dar a quien te da, hacer el bien a quien te lo hace a ti? Eso lo hacen también los pecadores, dice Jesús. Lo propio de un discípulo y seguidor Suyo, lo que le debe caracterizar, es “ser distinto” de los pecadores. Un cristiano no es uno más del montón, que hace lo que todo el mundo hace, sino alguien diferente en su buen comportamiento, al estilo del Señor.

Según san Mateo, la Regla de Oro de la Moral “encierra toda la Ley (la Torah judía) y todos los profetas” (Mt 7,12). Así lo confirmó Jesús. Por lo tanto encierra o incluye toda la Revelación, todo cuanto Dios habló al hombre y que apunta a amar al prójimo como a sí mismo. Tenerlo en alta estima y tratarlo como nos gustaría que nos traten a nosotros, es el hilo conductor que atraviesa la Biblia y la Historia de la Salvación. Jesús nos lo puso así: “…amar al prójimo como a nosotros mismos” ¿Quieren ustedes agradar a Dios y cumplir su voluntad? La respuesta es clara y terminante: “hagan a los demás lo que desearían que les hagan a ustedes”.

Decididamente la Regla de Oro de la moral humana y de la ética social es además la Regla de Oro de la Biblia en cuanto Palabra de Dios. Amemos, pues, al prójimo como nos amamos a nosotros. Entonces estaremos amando a Dios y cumpliendo sus mandamientos. Termino con este dicho de Jesús: “la medida con que ustedes midan a los demás, la usarán también con ustedes”. Dicho que debe hacernos pensar y, sobre todo, ser generosos en el amor al prójimo, usando con los demás una “medida generosa, colmada, remecida, rebosante” (Lc 6, 38)

LECTURAS

DOMINGO VII

DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

El Señor te puso hoy en mis manos,

pero yo no quise atentar contra ti

Lectura del primer libro de Samuel  26, 2. 7-9.  12- 13.  22 -23

        En aquellos días, se levantó Saúl y bajó al desierto de Zif, acompañado de tres mil de los mejores soldados israelitas, para buscar allí a David.

David y Abisay se dirigieron de noche hacia la tropa; Saúl estaba acostado durmiendo en el centro del campamento, su lanza clavada en tierra a su cabecera. Y en torno a él, dormían Abner y su ejército. Entonces Abisay dijo a David:

– Dios ha puesto hoy en tus manos a tu enemigo. Déjame que ahora mismo lo clave en tierra con la lanza, no hará falta repetir el golpe.

Pero David replicó:

– ¡No lo mates!, porque no quedará sin castigo quien atente contra el ungido del Señor.

David tomó la lanza y el jarro de agua de la cabecera de Saúl, y se fueron. Nadie los vio, ni se enteró, ni se despertó: estaban todos dormidos, porque el Señor les había enviado un profundo sueño.

David cruzó a la otra parte, y se detuvo en la cima del monte, lejos, dejando mucho espacio en medio, y gritó:

Aquí está la lanza del rey. que venga uno de los muchachos a recogerla. El Señor pagará a cada uno su justicia y su lealtad. Porque él te puso hoy en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial   Sal  102, 1-2.  3-4.  8 y 10.  12 -13   (R.: 8a)

  1. El Señor es compasivo y misericordioso.

Bendice, alma mía, al Señor,

y todo mi ser a su santo nombre.

Bendice, alma mía, al Señor,

y no olvides sus beneficios. R.

         Él perdona todas tus culpas

y cura todas tus enfermedades;

él rescata tu vida de la fosa

y te colma de gracia y ternura. R.

        El Señor es compasivo y misericordioso,

lento a la ira y rico en clemencia;

no nos trata como merecen nuestros pecados

ni nos paga según nuestras culpas. R.

Como dista el oriente del ocaso,

así aleja de nosotros nuestros delitos;

como un padre siente ternura por sus hijos,

siente el Señor ternura por sus fieles. R.

 SEGUNDA LECTURA

Somos imagen del hombre terreno;

seremos también imagen del hombre celestial

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15,  45 -49

        Hermanos:

Esto es lo que dice la Escritura: El primer hombre, Adán, fue creado como un ser viviente. El último Adán en cambio es, un espíritu que da vida.

No es primero lo espiritual lo que primero aparece, sino lo animal. Lo espiritual viene después.

El primer hombre, hecho de tierra, era terreno; el segundo hombre es del cielo.

Pues igual que el terreno son los hombres terrenos; iguales que el celestial son los hombres celestiales.

Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial.

Palabra de Dios.

Aleluya  Jn  13, 34

Les doy un mandamiento nuevo

-dice el Señor-:

que se amen unos a otros, como yo les he amado.

EVANGELIO

Sean compasivos como es compasivo su Padre

        Lectura del santo Evangelio según san Lucas  6,  27 – 38

        En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

– A los que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, oren por los que los injurian.

Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite el manto, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.

Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. Pues, si aman sólo a los que los aman, ¿qué mérito tienen? También los pecadores lo hacen.

Y si prestan sólo cuando esperan cobrar, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.

Más bien, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada; tendrán ustedes un gran premio y serán hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos.

Sean compasivos como es compasivo su Padre; no juzguen, y no serán juzgados; no condenen, y no serán condenados; perdonen, y serán perdonados; den, y se les dará: recibirán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante.

Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes.

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Haciendo nuestros los sentimientos de David, que perdonó a su enemigo, y de Jesús, que oró en la cruz por sus verdugos, oremos a Dios Padre.

-Por todos los creyentes en Cristo; para que perdonándonos mutuamente, demos testimonio ante el mundo del amor y del perdón de Dios, roguemos al Señor.

– Por los que pretenden una sociedad fundada en el odio, en la lucha de clases, en la segregación racial, en la represión; para que descubran la fuerza del amor, roguemos al Señor.

-Por los que no saben perdonar, porque nunca han sido amados; para que descubran también la fuerza del amor, roguemos al Señor.

– Por nosotros, aquí reunidos; para que aprendamos a amar al que nos quiere mal y a hacer el bien a todos, sin esperar nada, roguemos al Señor.

Dios, Padre nuestro, que no nos tratas como merecen nuestros pecados ni nos pagas según nuestras culpas, escucha nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

 

Comentario del evangelio del domingo 17.02 o 6° TO

Queridos amigos:

¿Conocen la fórmula de Jesús para ser felices? Suele venir bajo el nombre de Las Bienaventuranzas y la traen Lucas y Mateo, en versiones distintas. Más larga e impersonal la versión de Mateo (5, 3-12); más corta y directa la de Lucas (6, 20b-23), la que además une bienaventuranzas y maldiciones, como para hacernos ver de lo que nos hemos librado al optar por las Bienaventuranzas. El evangelio de hoy nos trae la versión de Lucas.

Esta fórmula de felicidad consiste en ponerse con toda confianza en las manos de Dios. A ejemplo de Jesús, que supo abandonarse por entero, en las buenas y en las malas, a la voluntad de Dios. Mateo lo dice sin rodeos, aludiendo a los anawin o pobres de Yavé del Antiguo Testamento, que aquí llama “pobres en el espìritu”.

¿Quieren ustedes ser felices? Sean “pobres en el espíritu”, responde Mateo. Sean “pobres”, responde Lucas. En el fondo, ambos dicen lo mismo, aunque Lucas suene más duro y difícil de aceptar. Muchas veces ponemos nuestra confianza y nuestro deseo de felicidad en las cosas, en el tener cosas, que no siempre logramos o que, aún teniéndolas, no nos llenan, porque simplemente buscamos más… Nos has hecho para Ti, oh Dios, y nuestro corazón estará siempre inquieto, hasta que descanse en Tí, exclamaba S. Agustín, de vuelta de tantas cosas en las que había buscado y puesto la felicidad..

Ciertamente la felicidad es más que un estado de ánimo o que una actitud interior. El hombre es cuerpo y alma y necesita tener un soporte material o espiritual más que suficiente para desarrollarse integralmente. Pero la felicidad no está en eso ni siquiera en el correcto manejo de los bienes materiales y espirituales. Decididamente, la felicidad está en tener a Dios. Sólo Dios basta, decía la española Sta. Teresa. Es por ello que la felicidad que proviene de cumplir las Bienaventuranzas es sinónimo de santidad. Son santos y/o felices los que cumplen las Bienaventuranzas.

Las Bienaventuranzas no se mueven en el terreno de lo sociológico, sino en el terreno del Reino de Dios y en el de la causa del Hijo del Hombre. Desde esta perspectiva, son un camino a la felicidad (=santidad) y constituyen la quinta esencia del mensaje de Jesús. En la Nueva Alianza y para nosotros, las Bienaventuranzas deben ser lo que para los hombres y mujeres del Antiguo Testamento fueron los mandamientos. Todo.